Persecución a los cristianos

Un atentado suicida contra una catedral en Indonesia deja al menos 14 personas heridas

En pleno domingo de Ramos y con los feligreses en misa, dos terroristas se han detonado en una de las iglesias de la Isla de Sulawesi

Policías y miembros del equipo de emergencias portan el cadáver de uno de los terroristas a las afueras de la iglesia en Makassar, Indonesia
Policías y miembros del equipo de emergencias portan el cadáver de uno de los terroristas a las afueras de la iglesia en Makassar, IndonesiaMasyudi S. Firmansyah

La violencia terrorista no cesa y los cristianos siguen en el punto de mira de los yihadistas en varios países del mundo. En pleno domingo de Ramos y con los feligreses en misa, dos terroristas han atacado la catedral del Sagrado Corazón de Jesús, en la Isla de Sulawesi, en Indonesia.

Así, según informa Reuters desde Yakarta, dos presuntos terroristas suicidas atacaron la catedral católica en la ciudad indonesia de Macasar este domingo, hiriendo a catorce personas el primer día de la Semana Santa, anunciaron las autoridades.

La congregación estaba concluyendo su misa dentro de la iglesia en la isla de Sulawesi cuando los atacantes detonaron al menos un dispositivo afuera, explicó la Policía.

Agentes de policía protegen la Catedral del Sagrado Corazón de Jesús después de una explosión en Makassar
Agentes de policía protegen la Catedral del Sagrado Corazón de Jesús después de una explosión en MakassarDAENG MANSURAgencia EFE

Los dos sospechosos fueron los únicos muertos.

“Condeno enérgicamente este acto de terrorismo y he ordenado al jefe de policía que investigue a fondo las redes de los perpetradores y las destruya hasta sus raíces”, aseguró el presidente Joko Widodo en una transmisión en línea tras el ataque.

El yihadismo en el sureste asiático

Las autoridades investigan ahora a qué redes radicales pertenecen los atacantes y si el ataque estaba relacionado con arrestos recientes de presuntos militantes, indicó el portavoz de la Policía nacional Argo Yuwono.

En enero, una unidad antiterrorista allanó un escondite de militantes en Makassar y mató a dos hombres sospechosos por la Policía de estar involucrados en dos atentados con bombas en una iglesia filipina en 2019 que mataron a más de 20 personas.

Jokowi, como se conoce ampliamente al presidente, instó a la gente a mantener la calma y manifestó que todos pueden rezar “sin miedo”.

El padre Wilhemus Tulak, sacerdote de la iglesia, declaró a los medios de comunicación indonesios que un presunto atacante intentó entrar en los terrenos de la iglesia en una motocicleta, pero fue detenido por un guardia de seguridad.

Las imágenes de la cámara de seguridad mostraron una explosión que arrojó llamas, humo y escombros al medio de la carretera.

Ansyaad Mbai, ex jefe de la Agencia Nacional de Contraterrorismo, dijo que los perpetradores probablemente formaban parte del mismo grupo responsable del atentado con bomba en Jolo, Filipinas, en 2020.

“Quieren demostrar que todavía existen y usar esto para propagar su grupo y reclutar nuevos miembros”, aseveró Mbai.

La Policía culpó al grupo Jamaah Ansharut Daulah, inspirado por el Estado Islámico, de los ataques suicidas en 2018 contra iglesias y un puesto de policía en la ciudad de Surabaya que mataron a más de 30 personas.

Makassar, la ciudad más grande de Sulawesi, refleja la composición religiosa de Indonesia, el país de mayoría musulmana más grande del mundo con una minoría cristiana sustancial y seguidores de otras religiones.

“Cualquiera sea el motivo, este acto no está justificado por ninguna religión porque daña no sólo a una persona sino también a otras”, indicó Yaqut Cholil Qoumas, ministro de Asuntos Religiosos de Indonesia, en un comunicado.

Gomar Gultom, jefe del Consejo de Iglesias de Indonesia, describió el ataque como un “incidente cruel” mientras los cristianos celebraban el Domingo de Ramos e instó a la gente a mantener la calma y confiar en las autoridades.

El ataque militante islamista más mortífero de Indonesia tuvo lugar en la isla turística de Bali en 2002, cuando las bombas de los terroristas mataron a 202 personas, la mayoría de ellos turistas extranjeros.

En los años siguientes, las Fuerzas de Seguridad en Indonesia obtuvieron algunos éxitos importantes en la lucha contra la militancia, pero más recientemente ha habido un resurgimiento de la violencia militante.