Tensión
La UE rechaza que en España haya «presos políticos» y se niega a comparar a los «indepes» con Navalni
La Comisión sale en defensa de Laya tras el ataque de Lavrov mientras Alemania, Suecia y Polonia expulsan a diplomáticos rusos en represalia a las medidas adoptadas por el Kremlin
La polvareda levantada por la humillación del máximo representante de la diplomacia comunitaria, Josep Borrell, en su viaje a Moscú ha propiciado que la Comisión Europea saliera este lunes en su defensa. A pesar de la encerrona, Bruselas sigue considerando que esta visita era necesaria y recalca que la presidenta del Ejecutivo comunitario, Ursula von der Leyen, ha amparado en todo momento este movimiento.
«De una forma natural respaldó su viaje, que es verdad que era muy sensible. Hemos visto sin duda el efecto del viaje. Ahora es verdad que el colegio de comisarios tiene que oír la opinión de Borrell y extraer lecciones», aseguró hoy el portavoz de la Comisión Europea Eric Mamer.
Esta apuesta diplomática había sido censurada por las tres repúblicas bálticas y algunos países del Este quienes habían pedido la cancelación del trayecto debido al encarcelamiento del opositor Alexei Nalvani y la oleada de represión en el país. Todo indica que los partidarios de la línea dura contra Moscú han ganado una primera batalla ya que sus peores temores se han visto confirmados.
El propio Borrell ha reconocido a través de una publicación en su blog que la estrategia de tender la mano a la Rusia de Vladimir Putin no está surtiendo efecto. En lo que supone una explicación en primera persona del resultado de su viaje, el alto representante asegura que la UE y Rusia «están alejándose poco a poco» y apunta a nueva ronda de sanciones, posibilidad que ahora deber ser discutida por las cancillerías europeas. Cualquier aprobación de castigos necesita la unanimidad de las capitales europeas, lo que dificulta la toma de decisiones.
Se espera que en la cumbre del mes de marzo, los jefes de Estado y de Gobierno de los Veintisiete debatan qué camino seguir. En la última reunión de los ministros de Exteriores comunitarios, Alemania y Francia abogaron por esperar a este viaje de Borrell antes de estrechar el cerco contra Moscú por el intento de asesinato del disidente ruso. Ni París ni Berlín ocultan sus intentos de contemporizar con un vecino tan temible como Putin, pero todo indica que la visita de Borrell complica el mantenimiento de esta postura y puede exacerbar las tensiones entre los Veintisiete. Además, la figura del alto representante como hacedor de consensos queda también seriamente dañada ,a pesar del cierre de filas de la Comisión Europea con uno de sus vicepresidentes.
Lavrov jugó con Borrell
Algunos miembros del Parlamento Europeo han pedido la dimisión del político español. El eurodiputado estonio Riho Terras ha dirigido una misiva a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en la que pide a la política alemana que despida a Borrell si éste «no dimite por su propio pie». La carta cuenta ya con más de 50 firmas de apoyo.
«Entiendo que quieran dialogar, pero si uno está jugando al hockey sobre hielo, el otro no puede andar descalzo. Y eso es lo que ocurrió en Moscú. Que el Ministro de Asuntos Exteriores de Rusia jugó con el señor Borrell, lo humilló, atacó a nuestros aliados, a Estados Unidos, y a la Unión Europea. Así que espero que Borrell comprenda lo humillante que ha sido y dimita como lo hizo Phil Hogan por delitos mucho menores», ha declarado Riho Terras, eurodiputado estonio del Partido Popular Europeo a la cadena Euronews.
El jefe de los liberales, Dacian Ciolos, ha calificado la visita de Borrell como un bofetón en la cara y la primera ministra lituana, Ingrida Simonyte, ha criticado las alabanzas del español a la vacuna rusa.
El debate continua y nada indica que sea fácil. Antes de la cumbre de marzo, habrá una nueva reunión de los ministros de Exteriores de los Veintisiete el 22 de febrero. Hoy también se celebró una reunión conjunta entre Estados Unidos, Reino Unido, Canadá y Ucrania par debatir la imposición de nuevas sanciones, en una videoconferencia organizada por la Representación Permanente de Polonia ante la UE.
La canciller germana, Angela Merkel, criada en la Alemania del Este, siempre ha defendido una postura lo más pragmática posible respecto al Kremlin. Como muestra, ha auspiciado la construcción del gasoducto South Stream II a través del Báltico para asegurar el suministro del gas sin pasar por Ucrania, a pesar de que esta operación incrementa la dependencia energética europea respecto a Moscú. Un proyecto que no gusta ni a Bruselas ni a Washington, pero que la canciller sigue amparando contra viento y marea. Mientras Borrell continuaba la última parte de su visita y se entrevistaba el sábado con representantes de la sociedad civil rusa, se reanudaban las obras del gasoducto en aguas danesas. Antes de abandonar el despacho Oval, Donald Trump impuso una nueva batería de sanciones contra el proyecto, lo que ha retrasado la continuación de las obras.
El presidente francés, Emmanuel Macron, también ha visto en el deshielo con Moscú la oportunidad perfecta para tranquilizar a los países del Este, siempre proclives a confiar en la defensa de la OTAN y a mirar con recelo los planes franceses de «autonomía estratégica» frente a EE UU.
Mientras los Veintisiete deshojan la margarita sobre qué hacer ya han comenzado los primeros movimientos. Durante la visita de Borrell a Rusia, el Kremlin anunció la expulsión de tres diplomáticos europeos –uno alemán, uno polaco y otro sueco– por supuestamente haber participado en las protestas en apoyo a Navalni. Ante esta afrenta, este lunes los gobiernos de Alemania, Polonia y Suecia pagaron con la misma moneda y también anunciaron la expulsión de miembros de la Embajada rusa en sus respectivos países. Las tres capitales concernidas han considerado inaceptable esta medida del Kremlin y han asegurado que sus tres representantes tan sólo estaban ejerciendo su función de observación sobre lo que acontece en el país, tal y como es su deber.
En la agresiva rueda de prensa conjunta entre el ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov y Borrell, no quedó prácticamente ningún tema polémico en el tintero. El representante ruso llegó a comparar la situación de Navalni con la de los políticos independentistas encarcelados por el referéndum ilegal del 1 de octubre y recordó la sentencia de los tribunales belgas y alemanes en contra de las extradiciones solicitadas por la Justicia española.
La Comisión Europea se vio hoy obligada a salir al paso de estas acusaciones y respaldó a la independencia de la Justicia en España. «En la UE hay suficientes salvaguardas para garantizar que los derechos de la gente son protegidos porque tenemos un sistema de Estado de Derecho que funciona», aseguró hoy el portavoz de Borrell, Peter Stano a la vez que lamentaba el doble rasero de las autoridades rusas.
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