Asia
La llama de la libertad de prensa se apaga en Hong Kong
La detención la semana pasada del editor del diario «Apple Daily» confirma los peores temores de los periodistas locales
Cientos de policías uniformados llevaron a cabo una redada en las oficinas de un importante periódico hongkonés, mientras el presidente, esposado y escoltado, era conducido por los agentes a través de las salas de redacción. Escenas chocantes en Hong Kong, una ciudad hasta ahora considerada como una de las más robustas en cuanto a libertades de prensa en Asia, donde los eventos de la pasada semana marcaron un punto de inflexión en lo que parece un vertiginoso debilitamiento de la autonomía.
Jimmy Lai, presidente de Next Digital Limited –el editor del periódico pro democracia «Apple Daily», fue arrestado el lunes junto a varios de sus principales ejecutivos, bajo la sospecha de coludir con fuerzas extranjeras y poner en peligro la seguridad nacional, conspiración para defraudar e intención de incitar a la secesión. Todos ellos fueron posteriormente liberados bajo fianza, la de Lai de alrededor de 55.000 euros entre fianza y aval.
«Siempre hay un precio que pagar. He luchado por la democracia a lo largo de los años», defendió Lai, añadiendo que continuaría haciéndolo porque «sin libertad no te queda nada».
Nacido en China continental, Lai fue llevado de contrabando a Hong Kong en un bote pesquero cuando era un niño de tan solo 12 años . El millonario septuagenario es venerado por muchos como abanderado del movimiento democrático de Hong Kong y acérrimo crítico de Pekin, pero acusado por otros de «traidor» que lo señalan como agente de Estados Unidos, debido a sus fuertes lazos con Washington.
En un comunicado, la Oficina china responsable de controlar la situación en Hong Kong y Macao justificó el arresto: «Estos agitadores antichinos en concierto con fuerzas extranjeras han puesto gravemente en peligro la seguridad nacional y Jimmy Lai es uno de sus representantes».
El Club de Corresponsales Extranjeros de Hong Kong (FCC) calificó los hechos de «un ataque directo a la libertad de prensa». Keith Richburg, director del Centro de Periodismo y Estudios de los Medios de Comunicación de la Universidad de Hong Kong, aseguró que los hechos señalan «el día en que la libertad de prensa murió oficialmente, no de muerte natural sino asesinada por Pekin, Carrie Lam y la Policía de Hong Kong».
Estos últimos acontecimientos forman parte de una campaña que algunas voces califican de represión de la libertad de prensa y se producen en un momento en que la nueva Ley de Seguridad Nacional, introducida el 30 de junio, suscita mayores temores sobre las libertades.
En una conferencia de prensa en julio, cuando se preguntó a la Jefa Ejecutiva Carrie Lam si podía garantizar la libertad de los periodistas de continuar informando en virtud de la nueva ley, respondió que si «los periodistas pueden garantizarme al 100% que no cometerán ningún delito en virtud de esta ley, entonces yo puedo hacer lo mismo».
Tanto periodistas locales como algunas organizaciones internacionales que han hecho de la ciudad su base regional se han sentido amenazados . Tras los meses de masivas protestas pacíficas y violentos enfrentamientos con la Policía que sacudieron el centro financiero el pasado año, la fuerza ha estado presionando para que se establezca un sistema de acreditación formal para la Prensa. Pero a pesar de la fuerte oposición de grupos como la Asociación de Periodistas, que temen que se obstaculice su labor, las autoridades parecen haber tomado cartas en el asunto, negando el acceso a determinados actos e instituyendo su propio sistema de acreditación «ad hoc».
Algunos medios extranjeros han denunciado que las solicitudes o renovaciones de visado para periodistas se retrasan sin explicación alguna, lo que el FCC calificó de «muy inusual».
De hecho, Hong Kong se negó recientemente a renovar el permiso de trabajo de Chris Buckley, un veterano reportero del «New York Times» que aseguró que se había visto obligado a abandonar Pekin durante una serie de expulsiones de periodistas «ojo por ojo» entre China y Estados Unidos.
Estos nuevos riesgos e incertidumbres están llevando a muchos medios internacionales a reconsiderar su presencia en la ciudad. El «New York Times» anunció recientemente que trasladaría sus operaciones digitales en Asia a Seúl. «La nueva ley de seguridad nacional de China ha creado mucha incertidumbre sobre lo que las nuevas normas significarán para nuestra operación», aseguró el «Times».
Medios locales también se han visto sometidos a una presión cada vez mayor. La semana pasada los directores de noticias de dos reputadas emisoras locales –iCable y Now TV– fueron reemplazados, mientras que la emisora pública RTHK está bajo una investigación gubernamental.
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