Bielorrusia
Histórica protesta en Bielorrusia contra Lukashenko
El presidente agita el fantasma de una intervención de la OTAN. La oposición saca músculo y cuadriplica el número de manifestantes convocados por el propio líder
El asediado presidente de Bielorrusia intentó hacer una demostración de fuerza ayer, realizando un mitin con decenas de miles de simpatizantes y rechazando cualquier posibilidad de repetir las elecciones del pasado domingo que le otorgaron un sexto mandato. Sin embargo, los opositores respondieron con una manifestación mucho más grande que atrajeron hasta 200.000 personas.
Alexander Lukashenko, que ha gobernado la ex república soviética de 9,5 millones de habitantes desde 1994, arremetió contra Occidente y declaró a su multitud que el país «perecería como estado» si se volvieran a realizar los comicios. Cerca de 50.000 personas escucharon a Lukashenko en una plaza cerca del edificio principal del Gobierno en Minsk, la capital bielorrusa.
Según informa AP, pero mientras hablaba, una multitud de opositores acudió a su propio mitin a unos 2,5 kilómetros de distancia. Fue el octavo día consecutivo de manifestaciones contra el Gobierno.
Durante 26 años en el cargo, Lukashenko ha reprimido a las figuras de la oposición y medios de comunicación independientes. Los manifestantes, hartos de la disminución del nivel de vida del país y el rechazo de Lukashenko a la pandemia de coronavirus, se han convertido en un verdadero desafío para su Gobierno.
El presidente de 65 años afirmó ayer que las potencias occidentales estaban reuniendo unidades militares en países a lo largo de las fronteras occidentales de Bielorrusia y denunció las sugerencias de algunas naciones de que Bielorrusia debería repetir la votación presidencial del 9 de agosto, dado que la oposición denuncia qye Lukashenko obtuvo una victoria sólo a través de un masivo fraude. Los resultados oficiales dicen que recibió el 80% de los sufragios.
«Si seguimos su ejemplo (y volvemos a ejecutar las elecciones), pereceremos como estado», declaró Lukashenko, un día después de decir que él y el presidente ruso Vladimir Putin habían acordado que Rusia enviaría asistencia de seguridad no especificada a la ex república soviética si Lukashenko se lo pidiera.
La portavoz de la OTAN, Oana Lungescu, desmintió que esté acumulando tropas en el Este de Europa y aseguró que su presencia en esa región es «estrictamente defensiva y proporcionada». «La presencia multinacional de la OTAN en la parte oriental de la Alianza no es una amenaza para ningún país», señaló a través de Twitter Lungescu.
«Es estrictamente defensiva, proporcionada y diseñada para prevenir conflictos y preservar la paz». Por su parte, la Organización de Seguridad del Tratado Colectivo, una alianza militar de seis ex estados soviéticos, incluida Bielorrusia, anunció que tomaría una decisión sobre la prestación de asistencia si Bielorrusia la solicitaba.
Miles de personas han sido arrestadas en las protestas postelectorales, que la Policía intentó sofocar con garrotes, balas de goma y granadas de destello. Cuando muchos detenidos fueron liberados después, mostraban grandes hematomas que, según dijeron, se debían a las palizas de la Policía. Algunos manifestantes llevaron fotografías de sus seres queridos que habían sido golpeados tan brutalmente que no pudieron asistir a las manifestaciones.
Mientras, los seguidores de Lukashenko esperaban su aparición ayer, muchos corearon su apodo de «Batka» o «padre». También corearon «Maidan no ocurrirá», refiriéndose a los meses de protestas en Ucrania en 2013 y 2014 que llevaron al entonces presidente Viktor Yanukovich a huir del país. Poco después de su partida, Putin se anexionó toda la península de Crimea de Ucrania, reclamando una gran franja de su costa del Mar Negro para Rusia.
«Ahora todo el mundo está en contra de Lukashenko y necesita nuestro apoyo. De repente, todo el mundo ha olvidado las cosas buenas que ha hecho: hay orden en el país, no tenemos guerra ni hambre», dijo Tamara Yurshevich, una abogada de 35 años.
A diferencia de los primeros días de protesta, cuando se desplegaron grandes contingentes de policías y fuerzas especiales contra los manifestantes, la Policía parecía estar casi ausente cuando los partidarios de la oposición entraron en la plaza. La congregación terminó pacíficamente unas tres horas después. No hubo cifras oficiales sobre el tamaño de la multitud, pero algunos informes lo estimaron en unas 200.000.
Los manifestantes estaban encantados con la participación de ayer y muchos sintieron que tenían impulso. «El resultado de las elecciones está en las calles y plazas de Bielorrusia, es un océano de personas que nunca aceptarán vivir como antes con Lukashenko», indicó Feliks Zharikov, un ingeniero que vino con su esposa e hijo. Ap