Jamal Khashoggi
Así ordenó el príncipe Bin Salman espiar el móvil de Bezos
El heredero al trono saudí envió en 2018 un mensaje infectado por Whatsapp al fundador de Amazon y dueño de «The Washington Post» para luego chantajearle con imágenes de su vida sexual
Naciones Unidas ha exigido una investigación que aclare si el príncipe Mohammed bin Salman, heredero al trono de Arabia Saudí, ordenó espiar el teléfono del dueño de Amazon, Jeff Bezos. Bezos es también el propietario del “Washington Post”, el periódico donde escribía Jamal Khashoggi, columnista y disidente asesinado en octubre de 2018 por sicarios al servicio del gobierno saudí. Aunque todos los analistas apuntaron a la responsabilidad de Salman, el delfín del rey resistió en su puesto.
Según el periódico británico “The Guardian” el teléfono del multimillonario estadounidense fue hackeado a mediados de 2018, después de recibir un mensaje de WhatsApp desde el número del príncipe. Cinco meses antes de que Khashoggi acudiera al consulado de su país en Turquía para renovar unos papeles y terminase desmembrado, en vivo, sin anestesia, con una sierra.
David Kaye, relator especial de Naciones Unidas sobre libertad de expresión, y Agnes Callamard, relatora sobre ejecuciones sumarias y extrajudiciales, explican que «un equipo de expertos forenses digitales ha practicado un examen en profundidad del teléfono del señor Bezos». Del informe se desprende que en diciembre de 2016 Jamal Khashoggi participó junto a un grupo de expertos en un reunión en Washington donde criticó a Donald Trump. Pocos días después «el régimen canceló la columna del señor Khashoggi en el periódico al-Hayat y finalmente le prohibió escribir, aparecer en televisión y asistir conferencias». Un funcionario saudí explicó que las declaraciones del señor Khashoggi "no representan al gobierno de Arabia Saudita y sólo representan sus puntos de vista personales».
Poco después Khashoggi tomaba el camino del exilio y se estrenaba como como columnista en el Washington Post. Con un artículo titulado “Arabia Saudí no siempre fue tan represiva. Ahora es insoportable”. En noviembre de 2017 el régimen saudí compró el programa de espionaje informático Pegasus-3. Khashoggi enlaza artículos cada vez más críticos con el régimen. El 21 de marzo de 2018 Bezos fue invitado a asistir a una cena íntima en Los Ángeles, junto al príncipe Salman, con el que intercambió «números de teléfono que corresponden a sus cuentas de WhatsApp».
El 1 de mayo de 2018 Bezos recibió un mensaje del príncipe que contenía «un archivo de video encriptado» que «infectó con un código malicioso» su teléfono. Otros activistas por los derechos humanos habrían recibido mensajes similares. Al mismo tiempo arranca una campaña masiva en internet contra Bezos. En noviembre de esa año «el hashtag más popular en Arabia Saudí fue “Boicot a Amazon”». La campaña en línea contra Bezos se intensifica y continúa durante meses. El 8 de noviembre de 2018 el dueño de Amazon y el Post recibe, desde la cuenta del príncipe, la fotografía de una mujer muy parecida a Laura Sanchez, su amante, con la que mantenía una aventura extramarital. Esto fue «meses antes de que se conociera públicamente».
En enero de 2019 el pasquín sensacionalista National Enquirer informó del romance y Bezos anuncia su divorcio de MacKenzie Bezos, su esposa, que recibirá la mitad de su fortuna. Por cierto, el Enquirer es propiedad de American Media Inc. Su director, David Pecker, amigo íntimo de Donald Trump, ya fue acusado de pagar cientos de miles de dólares para comprar y silenciar las historias de las mujeres que en 2016 habían amenazado con explicar sus aventuras con el presidente. Cuando el FBI registró las oficinas y el domicilio del entonces abogado del presidente, Michael Cohen, Pecker aceptó colaborar con la fiscalía que investigaba el Rusiagate a cambio de inmunidad. Ahora Salman, quién sabe si el mismísimo Trump, deberán responder por el enésimo escándalo. Vistos los precedentes aconsejamos rebajar el nivel de las expectativas.
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