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Del «Ucraniagate» a Groenlandia

Un testigo asegura que mientras trataban de reactivar la ayuda a Kiev, la Casa Blanca trataba de comprar la isla danesa

El presidente de EE UU en un acto de campaña en el Monroe Civic Center
El presidente de EE UU en un acto de campaña en el Monroe Civic CenterEvan VucciAP

En la cadena de transcripciones publicadas por los comités que llevan el posible «impeachment» al presidente de EE UU ayer llegaron las que conciernen a Bill Taylor, uno de los hombres fuertes del país en Ucrania. Entre otras cosas sostuvo que la culpa de todo lo ocurrido era de Giuliani y Trump, decididos a indagar en el pasado del hijo de Joe Biden y a perjudicar a los rivales demócratas. Todo para favorecer las oportunidades de reeditar su triunfo electoral en 2020.

Tampoco olvidó mencionar al enviado especial de EE UU a Ucrania, Kurt Volker, al que acusó de apoyar la petición a Ucrania para que investigase. Todo esto, al parecer, mientras varios funcionarios de la Casa Blanca peleaban en vano para reestablecer la ayuda económica y militar a Ucrania, con más de 400 dólares congelados. Según parece, en el Despacho Oval andaban más interesados en el asunto de Groenlandia, en la petición para comprar la isla a Dinamarca, que en resolver los problemas que atravesaba el país aliado, urgido por la presión rusa y desasistido por EE UU.

Entretanto, ayer John Bolton ex consejero de Seguridad Nacional se negó a testificar en Washington. Desde luego la petición que le hizo el comité no era mandatoria: los demócratas quieren casi cualquier cosa menos prolongar la batalla en los tribunales y provocar que el «impeachment» devore la campaña. La que sí estaba obligada a declarar era Jennifer Williams, asesora del vicepresidente, Mike Pence, y presente en la llamada telefónica del pasado 25 de julio entre Donald Trump y el presidente de Ucrania, Vladimir Zelenski. Sus declaraciones tenían el interés extra de propiciar que por vez primera se pueda cuestionar el papel que habría jugado Pence.

El flujo de noticias sigue sin sonreír a la Casa Blanca. Entre otras cosas porque Marco Rubio, senador republicano por Florida y peso pesado del partido, ya ha anunciado que si el «impeachment» llega a la cámara afrontará el proceso con la mentalidad de un jurado. Todo esto mientras en el horizonte ya asoman las primeras comparecencias públicas, empezando por el testimonio, fijado para el próximo miércoles, del propio Bill Taylor y del empleado del departamento de Estado, George Kent, y el viernes, de nuevo, la ex embajadora de Estados Unidos en Ucrania, Marie Yovanovitch.

Entre tanto el «Washington Post» informaba de una supuesta petición de Trump al fiscal general para que convocase una rueda de prensa donde lo exonerase de cualquier indicio de delito en la llamada telefónica. «El Amazon Washington Post», respondió Trump, «y tres reporteros de mala vida, Matt Zapotosky, Josh Dawsey y Carol Leonnig, han escrito otra historia de Fake News, sin ninguna fuente (pura ficción), sobre Bill Barr y yo. Ambos negamos esta historia, que sabían antes de escribirla. ¡Un periódico basura!». El editor ejecutivo del diario contestó con un manifiesto. «El presidente», ha escrito Marty Baron, «continúa haciendo acusaciones falsas contra organizaciones de noticias y periodistas individuales. A pesar de su repugnante intento de intimidar y hostigar a "The Post" y su personal, continuaremos haciendo el trabajo que la democracia exige de una prensa libre e independiente».

En su línea, el presidente de Estados Unidos añadía poco después que «la Izquierda Demócrata Radical y La Corriente de Vagos de los medios sólo intentan dificultar que los republicanos y yo ganemos en 2020. ¡El nuevo engaño de acusación ya se está volviendo contra ellos!».Otro exabrupto contra la prensa.