Asturias

«Viva la Guardia Civil»

El arzobispo castrense anima a no caer en el desánimo frente al «totalitarismo de ETA». Los Príncipes de Asturias presiden el funeral por los dos guardias civiles asesinados 

«¡Viva la Guardia Civil!»
«¡Viva la Guardia Civil!»larazon

PALMA- La isla de Mallorca seguía ayer envuelta en una atmósfera de rabia, dolor e indignación por el asesinato de los guardias civiles Diego Salva y Carlos Sáenz de Tejada, las dos primeras víctimas mortales de la banda terrorista ETA en el archipiélago. Un dolor que desde primeras horas de la mañana se fue transformando en recuerdo y apoyo, a medida que los ciudadanos y las numerosas personalidades que se desplazaron a la isla visitaban la capilla ardiente instalada en el Palacio de la Almudaina. Y todo, rodeado por unas fuertes medidas de seguridad casi sin precedentes. Por allí pasaron, entre otros, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, el líder del Partido Popular, Mariano Rajoy, el lendakari, Patxi López, la presidenta del Parlamento vasco, Arantza Quiroga, el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, la secretaria de organización del PSOE, Leire Pajín, el líder del PP vasco, Antonio Basagoiti, el jefe de Estado Mayor de la Defensa (Jemad), José Julio Rodríguez Fernández, los Duques de Palma, la Infanta Cristina e Iñaki Urdangarín, y la Infanta Elena, que se encontraban en Marivent, la zona residencial de los Reyes situada a siete kilómetros del lugar del atentado.Los Príncipes de Asturias fueron de los últimos en llegar y presidieron el funeral. Antes de que diera comienzo la ceremonia religiosa, Don Felipe y Doña Letizia dieron el pésame a los emocionados familiares de Carlos y Diego, y les manifestaron su pesar.Junto a ellos, tampoco quisieron perderse las exequias los representantes de los diferentes Cuerpos y Fuerzas de Seguridad y del Ejército. Prácticamente ninguno hizo declaraciones, salvo Basagoiti, que se paró para apuntar que los terroristas «no son vascos, son mierda», y Pajín, que reiteró la «convicción» de que los terroristas acabarán en la cárcel vencidos por la democracia, incluidos los autores de los últimos atentados.Y a las 12:50 se producía uno de los momentos más emotivos de la mañana. Bajo los acordes de «La muerte no es el final» y el himno de España, los compañeros de los dos guardias civiles asesinados cruzaban los pocos metros que separan la Almudaina de la Catedral de Palma cargando a hombros los féretros de sus compañeros. El público que se agolpaba en la calle comenzó a aplaudir y a entonar «vivas» a la Guardia Civil. La ovación se trasladó al interior del templo conforme iban entrando todos los miembros del Instituto Armado que iban a despedir a sus compañeros, y se volvió ensordecedora cuando hicieron entrada en la Catedral los féretros de Carlos y Diego. Más de cinco minutos duraron los aplausos y los «vivas» de las más de 2.000 personas que había en el interior, hasta que el arzobispo castrense, Juan del Río Martín –acompañado por el obispo de Mallorca, Jesús Murgui–, inició la ceremonia. Enérgica condenaSus palabras fueron de apoyo a los familiares de los fallecidos y a la Guardia Civil, y una condena enérgica a la barbarie terrorista. Destacó que los dos agentes «fueron vilmente asesinados con la crueldad hiriente de ETA», mientras apuntaba que «aunque las dificultades sean grandes, no debemos caer en el desánimo». «La última palabra no la tienen los hijos del terror, sino quienes, como los dos jóvenes asesinados, trabajan por la paz, la justicia y la libertad», señaló el arzobispo, que añadió unas palabras de apoyo dirigidas al resto de guardias civiles: «Ánimo, sed valientes, no tengáis miedo. No estáis solos».Había pasado prácticamente una hora cuando concluyó la homilía y la ovación que se vivió al principio volvía a repetirse, pero ahora con más fuerza aún mientras sus compañeros sacaban de nuevo los féretros a hombros. Desde allí se dirigieron a los lugares donde serían enterrados en la intimidad –Salva en la isla y Sáenz en Burgos– mientras resonaban en la mente de todos los presentes unas palabras del arzobispo castrense, Juan del Río, en los momentos finales de celebración de la misa: «Mil gracias por vuestra impagable entrega. Estamos con vosotros. La muerte no es el final».

«Alardear» de la violencia El lendakari vasco, Patxi López, acudió a Palma para mostrar su solidaridad con las víctimas. Allí advirtió a ETA de que los vascos no van a permitir «que se alardee de la violencia en nombre de Euskadi» y que utilizará todos los mecanismos del Estado de derecho para «perseguir y detener» a los terroristas. López hizo estas declaraciones en la plaza del Ayuntamiento de Palma, donde guardó cinco minutos de silencio.

Reconocimiento póstumo Carlos Sáenz de Tejada y Diego Salva, las dos últimas víctimas de ETA, vieron reconocida su labor por distintas instituciones.- El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, impuso la Cruz de Oro al Mérito de la Guardia Civil a los dos agentes a título póstumo. Medallas de oro les concedieron también el Gobierno balear y el Ayuntamiento de Calviá, que además dedicará dos calles con sus nombres a los dos guardias civiles.- Hijo predilecto de Burgos es, desde ayer, Carlos Sáenz de Tejada, a quien la Junta de Portavoces acordó también dedicar una calle de la ciudad, al igual que ocurrió con su compañero, Diego Salva, en Palma, cuyo ayuntamiento destinará una calle al fallecido.