Sami es un dálmata que vive en Sagunto (Valencia) y este mes cumplirá cinco años. Sus dueños le adoptaron cuando vieron por internet que una perrera le iba a sacrificar. Sami tiene un ojo de cada color y es sordo, pero esto último no ha impedido a sus dueños convertirlo en un perro ejemplar. «En casa es una alfombra. Le gusta que le toquen y comer mucho», explica Vicky. «Un día le dejamos sólo en casa y se comió un kilo de pienso, dos litros de leche y toda la fruta que había en la encimera de la cocina. Cuando le llevamos al veterinario, el pobre no se podía ni menear». Le encanta salir a la calle y pasear por la playa. «Hay veces que se ha perdido por la montaña», cuenta Vicky, «pero siempre nos ha encontrado por el olor». Sami sabe que no puede oír, por eso siempre está atento a las señas que le hacen. «Por gestos nos entiende». También es muy cabezota, «tienes que ser muy pesada para que haga lo que quieres, pero ha aprendido todo lo que nos hemos propuesto», asegura Vicky.