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«Me hubiera gustado vivir la Revolución Francesa»

Joan (Barcelona, 1963), entrenador del Real Madrid de baloncesto, escribe ahora su segunda novela directamente en castellano. Le gustaría quitarse la armadura de la seriedad, soltarse el pelo, «aunque la autoexigencia lo dificulta». Le parece poco todo lo que hace. A algún jugador le ha regalado un libro para estimularle. En política, se dice centrista. Tiene pendiente dar la vuelta al mundo en un velero. Le sacan los colores los halagos. ¿Vicios? «Me gusta comer bien y en lugares con historia». Sólo tiene miedo a decepcionar. 

«Me hubiera gustado vivir la Revolución Francesa»
«Me hubiera gustado vivir la Revolución Francesa»larazon

-Su novela, «Las mantas de Angelina» (Sombra), tiene la promoción hecha: llama la atención que un entrenador de baloncesto escriba ficción...

-Sí, sé que despierto morbo, curiosidad. Y además, se cree que los deportistas son poco dados a la literatura. Y hay de todo, claro.

-Flaubert dijo: «Madame Bovary soy yo». ¿Es usted Angelina?

-Me imagino que hay algo de mí en Angelina, cómo no. Pero en la novela cuento cosas que no he vivido y me hubiera gustado vivir.

-Angelina viaja al pasado cubriéndose en la cama con las mantas de su abuela. ¿Qué tiempo pasado le hubiera gustado vivir?

-El Mayo del 68 en París, la Revolución francesa, cualquier revolución. Me gusta observar al hombre en la tensión del gran cambio.

-¿Y a qué tiempo futuro le gustaría viajar?

-Prefiero no viajar al futuro. No me seduce el futuro. Me da miedo.

-Me imagino que ya es lo que quería ser cuando fuera mayor...

-No lo sé. Sé que siempre quise ser entrenador, quizá porque era un jugador bajo, gordito y feo. No veía mucho futuro jugando.

-Pero veía otras cosas...

-Veía que tenía capacidad para unir a la gente por un objetivo y provocar buenos estados de ánimo. Era mal estudiante, pero un buen psicólogo.

-Fue funcionario de Instituciones Penitenciarias. ¿Qué le enseñó la cárcel?

-A ser más tolerante, a no guiarme por estereotipos fáciles, a no juzgar.

-¿Se ha preguntado por qué escribe?

-Creo que para escapar de la tensión. Como duermo poco, escribo.

-¿Se ve atípico?

-Sí, y me gusta. Soy un ser curioso, pero no soy exhibicionista.

-¿Le miran raro por ser un entrenador de baloncesto novelista?

-A mis jugadores les sorprendí. Y en la Prensa choca mucho.

-Algunos de sus chicos han comprado la novela. ¿La leerán?

-Creo que ninguno la ha leído aún, o al menos no me han dicho nada.

-Ya. ¿Y ha probado a encestar con un libro?

-No, pero para una canasta de tres puntos elegiría la autobiografía de Adolfo Marsillach. Me impresionó su lucidez y serenidad ante la muerte.

-El poeta José Emilio Pacheco dice:

«Escribe lo que quieras/ di lo que se antoje/ de todas las formas te van a condenar».

-De acuerdo. Algunos han ido contra mí por presentar la novela en medio de la temporada. Hagas lo que hagas siempre te criticarán.

-¿Prefiere el cielo de entrenar en la NBA o del éxito literario?

-Me quedo con la NBA. El otro éxito lo veo demasiado lejano. Soy un escritor poco formado, pero entusiasta.

-Ha publicado en catalán y castellano. Ahí está la polémica sobre la discriminación del castellano en Cataluña...

-Vivir en Madrid me ha servido para desmitificar tópicos. Los catalanes deberían vivir un tiempo en Madrid, y los madrileños en Barcelona. Creo que hay un interés político por mantener una fricción que no existe.

-¿Tiene respuestas para todo?

-No. Y eso que leo mucho.

-«Cuando teníamos todas las respuestas, nos cambiaron todas las preguntas» (Benedetti).