Fundación Víctimas del Terrorismo
«Guía y ejemplo para futuros gobiernos»
El homenaje de ayer en el Parlamento de Vitoria volvió a ser una clara muestra de los nuevos aires en el País Vasco.
Las cosas han cambiado en el País Vasco. Siguen los asesinos, también los ambiguos nacionalistas que en momentos de dolor son capaces de criticar a la viuda del asesinado, y siguen los que viven con el miedo permanente. Pero en estos días, la sociedad vasca, y con ella España entera, ha respirado un nuevo aire en la plúmbea atmósfera del País Vasco. En el Gobierno de la comunidad autónoma ya no hay medias tintas, sino un mensaje claro y rotundo contra la banda. En la arena política madrileña los partidos ya no usan el terrorismo como martillo pilón hacia el contrario e incluso sus líderes viajan juntos frente al terror. Las Policías caminan juntas. La Nacional, la Guardia Civil y la tantas veces instrumentalizada Ertzaintza son una en una única dirección. «Ejemplarizante»Las cosas han cambiado y ayer se vivió otra muestra de unidad. Y otra vez en medio estaban la viuda, los hijos y el hermano de Eduardo Puelles, la última víctima de un odio que ahora tiene enfrente un muro inquebrantable. Fue este último, Josu, el ertzaina, quien tomó ayer la palabra para apuntalar una sensación, la de estos días, que debe ser la hoja de ruta definitiva contra ETA. El hermano del inspector de Policía mostró «la más profunda y sincera de las gratitudes a todas las autoridades e instituciones por el ejemplarizante comportamiento dado» tras el atentado que acabó con la vida de Eduardo. Esa actitud mostrada por todas las autoridades políticas estos días, prosiguió, «esperamos y deseamos que sirva de guía y ejemplo para futuros gobiernos». Josu, emocionado, había comenzado sus palabras señalando que «a las nueve de la mañana del 19 de junio comenzó a instalarse en nuestros corazones el más profundo y doloroso de los desgarros por la muerte de Edu, un desgarro inabarcable que nunca nos abandonará». «A pesar de ello –continuó– ahora sabemos que junto a esos sempiternos corazones desgarrados nos acompañará siempre el calor, la cercanía, el reconocimiento y la ayuda que toda nuestra familia, y en especial Paqui y sus dos hijos, Rubén y Asier, han recibido, han sentido, y sienten durante estos interminables días». Sus agradecimientos, en nombre de toda la familia de Eduardo Puelles, comenzaron por los Príncipes, el presidente del Gobierno, y a todas las autoridades hasta convertirse en «gracias, mil gracias, decenas de miles de gracias, a la inmensa mayoría ciudadana del pueblo vasco, a todos y cada uno de los presentes en todos los actos celebrados para honrar la memoria de Edu, apoyar a esta familia desgarrada y gritar en voz alta ETA ez, ETA no». Sus palabras, a veces ralentizadas por el dolor y la emoción, concluyeron con un agradecimiento a la Policía, cuya labor en defensa de las libertades «ha hecho de Eduardo el héroe que hoy es». Y como colofón, parafraseó a Patxi López, «cuando el pasado sábado arrojó al cielo de nuestro País Vasco la rosa blanca teñida de rojo para decirlos que también junto a ella viajará la gratitud eterna de la familia de Eduardo, inspector del Cuerpo Nacional de Policía». Josu pronunció su discurso frente al monumento a las víctimas instalado a las puertas del Parlamento vasco, presidido por la mirada serena de Eduardo y el gesto humildemente satisfecho de quien sabía que había aportado un buen grano de arena en el camino hacia el fin del terrorismo que terminó matándole. Ofrenda floralLos hijos, Rubén, que quiere ser policía, como su padre, y Asier, el que frente con frente con el Príncipe buscaba el consuelo imposible, colocaron una corona de flores bajo la fotografía de su padre. Habían llegado de la mano de su madre, y con ese gesto de orgullo, de sereno dolor, homenajeaban a su padre a las puertas de un Parlamento en el que ya no están los amigos de los asesinos. Paqui, como buena madre, no dudó en acercarse acto seguido para recolocar la corona que habían depositado sus vástagos, para centrarla en línea con la foto de su marido, un gesto casi de rutina hogareña. Pero tras esa normalidad maternal, el detalle más emotivo también lo protagonizó ella, besando la foto de Eduardo, pasando la mano por el rostro tranquilo que presidía el acto de homenaje.Antes les había tocado el turno a los políticos, pero eso ya no era lo más importante. Tras la entereza de la familia, la serenidad de quien se sabe hijo de un héroe, el respaldo de la clase política, la que otras veces, bajo otras siglas, había escamoteado algunos esfuerzos hacia las víctimas. Pero hoy son otros los que mandan, y ayer todos juntos firmaron la declaración institucional de condena aprobada el pasado viernes por la Cámara de Vitoria. En él, todos los partidos, incluido el Partido Nacionalista Vasco, que ha sido capaz de criticar a la viuda por hablar en la manifestación del sábado, condenaban el «brutal atentado» y denunciaban que Puelles fue «asesinado vilmente por la banda terrorista ETA».En esa declaración, el Parlamento regional mostraba su «cariño, cercanía y solidaridad» con los familiares y compañeros de la víctima y con todas las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad. El texto, como un homenaje más, fue entregado a la viuda.Algo ha cambiado. Pero esperemos que no tengamos que demostrarlo muchas más veces, ahora que ETA tiene enfrente un muro inquebrantable.
✕
Accede a tu cuenta para comentar