Pertenezco a una generación que creció radicalizada para luego comprender muchas cosas. Nos educaron en unas creencias y después muchas veces los que nos las explicaron nos dijeron que en todo era malo. Por eso, a un lado y a otro, fuimos radicales en casi todo, también en los sueños juveniles.Discutíamos de forma radical sobre fútbol, política o sobre cual de los «Angeles de Charlie» nos motivaba más. Yo siempre fui apasionadamente de Farrah Fawcett. De hecho, mientras forjaba mi carrera de abogado, recuerdo haber imaginado que jugaba con la Selección Española de fútbol en Sarrià contra Brasil, y yo marcaba el gol de la victoria que luego celebraba con ella. Ahora, al paso del tiempo, superados los sueños juveniles y curado de las vanidades personales, mi orgullo se centra en mis hijos y en mi mujer. Es un gustazo llegar a los sitios, fijarse en todas ellas, y llegar a la conclusión de que siempre vas acompañado de la más guapa, que es ante todo una magnifica madre y una excelente abogada.Pero, anoche, volví a Sarrià y a vestir la camiseta de España, cuando aún no era «La roja» y volví a celebrarlo con Farrah. Te pido perdón Roser por haberte enterado de mi infidelidad por los periódicos. También ha muerto Michael Jackson, pero sinceramente me ha importado menos. Sería un genio en la música, pero si se hubiera acercado a un hijo mío, no hubiera dudado en liarme a guantazos. Este individuo era el anti yo.