Estados Unidos
La Piragua
«Zapoteando el vendaval se estremecía / e impasible desafiaba la tormenta, / y un ejército de estrellas la seguía / tachonándola de luz y de leyenda». Era la piragua de Guillermo Cubillos, las de Teresa Portela, Saúl Craviotto y Alfonso Benavides avanzan con palada firme hacia las medallas, ésas que se negaban y ahora parecen tan fáciles de alcanzar. Que el agua sea promotora de la mayor parte de los éxitos olímpicos españoles ya no es una anécdota. Lo era cuando, en tiempos del nadador Santiago Esteva, García abría su programa con esta frase para la posteridad: «La noticia es que no se nos ha ahogado ninguno». Tampoco el baloncesto naufraga, aunque dé ahora más sustos que hace una Olimpiada. Los años no pasan en balde y, sin embargo, de nuevo en semifinales, a costa de los rusos, vencidos cuando correspondía. Y el domingo, Estados Unidos. Ocurra lo que ocurra no será nadar para morir en la playa.
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