Terrorífica vuelta de tuerca

El terror no es un asesino con cuchillo. Ni un desconocido con máscara de hockey. Tampoco una niña poseída o un hijo que se disfraza de su madre en un viejo motel de carretera. Stanley Kubrick descubrió que el verdadero terror es un escritor fracasado y sin ideas, un niño pedaleando por el pasillo interminable de un hotel en invierno o la aparición de unas gemelas detrás de la puerta de la habitación 237. El director de «Senderos de gloria» reveló al público que tememos más a nuestras pesadillas y miedos interiores que a los Hannibal Lecter y los Freddy Krueger de turno. «El resplandor» es, probablemente, la mejor película de terror que jamás se ha rodado –con permiso de «El exorcista», pero todos sabemos que con la superstición religiosa es más fácil jugar que con nuestros temores internos–. Hollywood, antaño una factoría de ideas, ahora anda en dique seco, varado y sin originalidad. En vez de apostar de nuevo por los grandes guionistas y novelistas, como hicieron en su edad dorada, han depositado el talento en los efectos especiales, y han terminado haciendo secuelas de animalitos prehistóricos. Han volcado su capacidad creativa en remendar viejos éxitos a través de «remakes», en cómo rodar segundas partes de películas donde el protagonista ha muerto –ahí está el quebradero de «Gladiator»– o recurrir a las precuelas, como es este caso.

Volver a la vida
El turno le ha tocado a «El resplandor». Laetta Kalogridis, la guionista de «Shutter Island», y los productores Bradley Fischer y James Vanderbuildt, que son los productores de la reciente «Amazing Spiderman», han abordado la idea de resucitar al personaje que encarnó Jack Nicholson. De momento es un proyecto que no cuenta con reparto ni con director. Pero ya se atrevieron con «Psicosis», a la que destrozaron. En 2009, Stephen King anunció que estaba trabajando en una secuela del libro que llevaba el título «Doctor Sleep», donde el ya adulto Danny Torrence, que trabajaba como camillero en una hospital de Nueva York, ayuda a los enfermos terminales con sus poderes psíquicos. Pero en la factoría del cine no deben tener tiempo y sí mucha prisa, y no han esperado a que el novelista termine su nuevo libro. Por eso, pretende abordar lo que ocurrió antes de que los protagonistas de «El resplandor» llegaran a uno de los hoteles más famosos de la historia del cine. Algo arriesgado. Es la película con mayor número de secuencias míticas de terror, que cuenta con un puñado de frases que han quedado en el subsconciente y una leyenda propia repleta de anécdotas y de récords –tiene algunas de las escenas que más se han tenido que repetir, como la del bate de béisbol y Nicholson–. De momento es una idea. Pero vayan dando por descontado que «Aquí está Jonnhy», de nuevo.

El éxito de la «steadicam»
Staneley Kubrick estrenó «El resplandor» en 1980 con la intención de reventar la taquilla. Después de la excelente, aunque no estimada «Barry Lindon», decidió hacer una película comercial. Escogió una obra de Stephen King (en la imagen de abajo). Pero su perfeccionamiento, del que hizo gala durante todo el rodaje, creó una obra genial, pero alejada de la sensibilidad de los espectadores. A pesar de que recortó el metraje en diversas ocasiones y cambió el final, no consiguió empatizar con el público. Lo que sí logró fue popularizar el «steadicam», el sistema con el que filmó los larguísimos trávelings de la película, y, también, introducir una iluminación a la altura de «Barry Lindon».

De la mano de «Carrie»
«El resplandor» de Stephen King (que comparte iniciales con Stanley Kubrick), no es el único éxito que volverá a la pantalla. «Carrie», otra película legendaria –para muchos, lo mejor que ha rodado Brian de Palma y una de las mejores adaptaciones que jamás se han llevado a la pantalla (de hecho, Kubrick se fijó en ella para «El resplandor»)– volverá a los cines. El estreno se espera para el 23 de mayo de 2013. Al frente del reparto está Chloë Moretz, Julianne Moore y Judy Greer. Volverá a contar la historia de esta adolescente que impresionó al público en su estreno en el año 1976 y que ha inmortalizado el rostro de Sissy Spacek en el que es con toda seguridad su papel más recordado. El director, en esta ocasión, es Kimberly Peirce, que ya estuvo detrás de las cámaras en el filme «Boys don't Cry».