Navarra
Batasuna «bendice» el derecho de ETA a mantener las armas
ETA, como «organización armada», tiene derecho a tener armas, aunque ahora estén silenciadas. El Estado está provocando a ETA, de la que asegura que ha hecho una gran contribución al «Proceso», con detenciones como las del «comando Otazua», desarticulado por la Guardia Civil.- Bildu recurre al victimismo para no condenar el tiroteo de la banda- Zapatero calla y no aclara si cree rota la tregua de ETA tras el tiroteo de Francia
Estas afirmaciones están incluidas en un documento interno de Batasuna, del pasado mes de marzo, dirigido a sus militantes y al que ha tenido acceso LA RAZÓN. El citado texto es un reflejo del ambiente que se vive en el seno de la banda y los grupos de su entramado, en los que, cada día con más intensidad, se interioriza que el «Proceso Democrático» que habían diseñado no marcha por los cauces y ritmos previstos.
El Estado es malo
Para tranquilizar a sus militantes, los dirigentes de Batasuna se escudan en el argumento de siempre: el Estado español es «malo» porque no quiere la paz que le ha ofrecido ETA. Lo que ocurre, según las fuentes consultadas, es que acciones criminales como la perpetrada el pasado fin de semana en Francia, con el intento de asesinato de dos gendarmes, uno de los cuales resultó herido de gravedad, ponen de manifiesto la realidad en la que se mueve la banda y que se reconoce al comienzo del documento: «Es evidente que ETA tiene armas porque es una organización armada y sigue siéndolo. Las armas están ahora silenciadas y ése es el compromiso de ETA con el Proceso».
Victimismo
Batasuna juega al victimismo y trata de denunciar que el Estado español les trata como si fueran sus «enemigos», pese a que en estos momentos no tiene ninguna actividad criminal (conocida). Para los proetarras, todo esto no se puede interpretar como una prueba de fuerza, sino de debilidad, porque hay «mucho miedo a que Euskal Herria entre en una nueva etapa». «Pretenden atacar la ilusión de todo un pueblo para que desistamos de nuestros objetivos pero no lo van a lograr. Es cierto que nuestro pueblo está herido, muy herido, pero, como siempre, conseguirá levantarse».
La desarticulación del citado «comando», el descubrimiento del importante arsenal de armas y explosivos que guardaba y los atentados que tenía preparados, ha dejado descolocados a los jefes «batasunos», que dan su particular interpretación sobre lo ocurrido: «Ha sido un mensaje del Estado a toda la sociedad vasca para transmitirnos que aquí no ha cambiado nada y que se va a mantener la misma estrategia de bloqueo que hasta ahora, con el principio de vencedores y vencidos». «En esta nueva situación política, no aceptamos detenciones. El Estado no puede creer que puede atacarnos de forma gratuita.
El tiempo corre en su contra y la única violencia que existe ahora es la suya y cada vez será mayor el coste de sus acciones». El documento contiene unas afirmaciones que parecen una premonición de lo ocurrido este fin de semana en Francia. Los dirigentes de Batasuna se quejan de que el desmantelamiento del «comando» ha sido también un mensaje «muy duro dirigido directamente a ETA. El estado ha dicho a ETA que no espere un «Proceso» en el que no sigan los ataques mutuos. Las normas que han servido para otros procesos, no parecen servir para éste. El Estado no las va a respetar y mantiene el esquema vencedores y vencidos».
Inaceptable
«Es inaceptable –agrega–, porque es un ataque contra ETA en pleno Proceso y después de que haya anunciado un alto el fuego permanente, general y verificable con la intención de apoyar el Proceso. Los ataques contra ETA lo son contra el Proceso, cuyo objetivo es traer a Euskal Herria la paz y la normalización política».
La izquierda abertzale, por más que ahora quiera escenificar una ruptura con la banda, no escribe una línea sin el consentimiento de los cabecillas etarras. El hecho de que preconice un «Proceso» que termine, al menos, en empate, demuestra que es el objetivo táctico, no estratégico, que se han marcado en estos momentos. En ningún momento se habla de entregar las armas o renunciar a los objetivos de independencia, con la anexión de Navarra, en una república vascoparlante.
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