Londres
El escándalo de las escuchas ilegales golpea a Cameron
«News of the World» cerró para siempre sus páginas el domingo, pero no es Rupert Murdoch la persona más preocupada por el final de la publicación de la cabecera, sino David Cameron. El escándalo de las escuchas ilegales del dominical aprieta cada día más fuerte al «premier».
El magnate australiano se desplazó el domingo a Londres con la clara intención de no dejar caer su imperio y seguir con las negociaciones para adquirir el 100% del canal de pago BSkyB, del que ya posee un 39%. El líder conservador sabe de los riesgos que conllevaría una enemistad con Murdoch, un hombre que siempre ha apostado a caballo vencedor. Pero, por otra parte, el «premier» también es consciente de que si le concede la compra de la televisión, su popularidad e incluso el liderazgo ante su propio partido quedarán en entredicho.
Al fin y al cabo, la cabecera dominical estuvo utilizando durante años técnicas calificadas de «repugnantes» para recoger información de toda clase de víctimas.
La situación es delicada y, es más, está poniendo en peligro a la coalición con los liberal demócratas. Cameron ayer se limitaba a declarar que News Corporation «debería centrarse en limpiar las acusaciones de espionaje» antes de seguir con su oferta sobre el canal de televisión de pago. En cambio, el viceprimer ministro, el liberal demócrata Nick Clegg, se reunió con la familia de Milly Dowler, la niña asesinada, cuyo móvil fue intervenido por el dominical después de que desapareciera en el año 2002.
En sintonía con los laboristas
Clegg ya advirtió que estaba examinando la posibilidad de sumarse a las demandas del líder laborista, Ed Miliband, para que Cameron no decidiera nada sobre la compra de la televisión antes de que terminen las dos investigaciones que ha prometido para esclarecer el asunto y la praxis periodística en general en las islas.
En un intento malogrado por aparentar que está siendo crítico con el dueño de News Corporation, Cameron mandó ayer al ministro de Cultura, Jeremy Hunt, a pedir a Ofcom –el organismo regulador del sector de las telecomunicaciones– asesoramiento sobre la oferta del australiano.
La jugada no funcionó porque todo el mundo sabe que el líder «tory» debe mucho a Murdoch, y por eso, teme que, si se pone en su contra, las cabeceras que éste aún conserva en Reino Unido –«The Times», «The Sunday Times» y «The Sun»– le hagan la vida imposible durante lo que queda de legislatura.
Tanto uno como otro saben lo que hay en juego y están fingiendo un papel de cara a la galería. En el caso de Murdoch, consciente de que el cierre del dominical no es suficiente para lavar la imagen de News International (la filial británica de su imperio), podría estar buscando una cabeza de turco para hacer ver al público que los culpables están recibiendo sus castigos. Eso sí, tanto su hijo James –responsables de sus negocios en Europa y Asia– como la consejera delegada de News International, Rebekah Brooks, directora del «News of the World» en la época de las escuchas, quedarían exentos de toda culpa.
Los medios aseguraban ayer que Brooks podría ser interrogada por la Policía que investiga el caso, pero como testigo, no como sospechosa. A pesar de que son muchos los que piden su cabeza, no parece que la «niña bonita» del gran jefe vaya a perder su puesto.
Según indicaba ayer «Financial Times», es Les Hinton, el asesor más cercano a Murdoch, el que se encuentra en el centro de las pesquisas. Los investigadores analizan si llegó a conocer en 2007 un informe interno de News International en el que se afirmaba que las escuchas ilegales estaban mucho más extendidas de lo que la propia empresa había reconocido públicamente. En un principio se dijo que estas prácticas las realizaba un único redactor. Con el tiempo se ha demostrado que era una forma de trabajo generalizada en toda la plantilla.
Brown, víctima del espionaje
El periódico «The Sunday Times» intentó espiar a Gordon Brown cuando era primer ministro del Reino Unido, aseguró hoy la cadena británica BBC. Una investigación de la cadena pública señala que ese dominical del grupo News International trató de obtener información personal de Brown, como documentos o un historial de sus llamadas telefónicas, en busca de sus datos financieros. Periodistas de «The Sunday Times» intentaron acceder a los mensajes de voz, cuenta bancaria e historial médico de su familia.
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