Malibú

Carrera salvaje hacia la talla cero

Sólo manzanas. Eso decidió comer Renée Zellweger para quedarse en 53 kilos tras interpretar a la rechoncha Bridget Jones. Y como ella, cientos más. El desorden alimenticio es algo habitual, y no tiene por qué implicar casos extremos como anorexia o bulimia. Actrices, cantantes y famosas en general viven obsesionadas por su físico y realizan peligrosas dietas para perder mucho peso en poco tiempo. La última en apuntarse –aunque esto a ella le viene de lejos– ha sido Victoria Beckham.

Victoria Beckham 37 años. Dieta: la reina de las «thinspiration» sólo come cinco puñados al día de salmón, huevos o atún. Otras veces se ha alimentado sólo de algas y batidos nutricionales para perder peso
Victoria Beckham 37 años. Dieta: la reina de las «thinspiration» sólo come cinco puñados al día de salmón, huevos o atún. Otras veces se ha alimentado sólo de algas y batidos nutricionales para perder pesolarazon

La «posh» ha decidido seguir un régimen súper estricto llamado «Five Hands» («Cinco Puñados») para perder los diez kilos que asegura haber ganado en su último embarazo. Tras dar a luz a la pequeña Harper Seven, la mujer del futbolista más guapo ha alquilado una imponente casa en Malibú para recuperar su erróneamente envidiada «size zero», equivalente a una XXS o a una 30 según el tallaje español (la mayoría de las mujeres usan una talla 40). Mientras su marido y sus hijos disfrutan del surf en las playas californianas, la ex Spice Girl se castiga para recuperar su figura para la próxima New York Fashion Week, que tendrá lugar entre el 8 y el 15 de septiembre. Victoria cree que ella es la mejor embajadora de la línea de ropa que diseña, y por ello se presiona para estar siempre perfecta. Además de cortar con el azúcar y la sal, su dieta consiste en comer sólo «cinco puñados» de comida al día. Las minúsculas porciones se basan en salmón ahumado, camarones con chile, sushi de atún y huevos revueltos, y cuando siente la necesidad de picar, la «it girl» come bayas de Goji y frutos secos. Todo un festín. Y es que su obsesión por la delgadez llega a tales extremos que tan sólo cinco días después de dar a luz, su dieta se redujo a comidas hiperproteicas acompañadas de verduras de hoja ancha y litros y litros de agua.

Pero no sólo de ayuno vive la mujer. Vicky realiza ejercicio suave en la casa de Malibú propiedad de Steven Spielberg –cuyo alquiler asciende a 110.000 euros al mes– pues los médicos le han recomendado que no se esfuerce demasiado hasta que hayan pasado ocho semanas tras la que ha sido su cuarta cesárea. Por el momento Victoria ha limitado el deporte a diez minutos diarios de Pilates, pero la próxima semana volverá a su rutina en el gimnasio y a entrenarse con Tracy Anderson, a pesar de que los médicos le han diagnosticado una hernia discal. El caso es que ésta no es la primera vez que la mujer de 37 años se somete a un régimen de este tipo: tras dar a luz a cada uno de sus tres hijos –Brooklyn, Romeo y Cruz–, Victoria se valió de una combinación de Pilates y «burritos de algas» para recuperar su esbelta apariencia. En otras etapas de su vida se alimentaba de sustitutos nutricionales y corría varias horas al día, sufriendo graves atracones que la llevaban a ingerir «diez boles de cerales Frosties», según cuenta en su biografía. Aunque negó que sufriera anorexia, en su libro reconoció que «la dieta es una obsesión» en su vida.

Otra asidua a los regímenes exprés es Elizabeth Hurley. Su última idea consiste en «comer de platos pequeños con cubiertos pequeños» para que la cantidad de comida parezca mayor. Oprah Winfrey, conductora del famoso «chat-show» americano, tiene también problemas con la comida: se da «atracones» para luego realizar un estricto plan que le lleva a una dramática pérdida de peso. Algo parecido a lo que ha confesado hacer Janet Jackson, cuya fluctuación de peso se debe a que combina carreras de cuatro horas con maratones de comida de la misma duración. A veces la obsesión por la báscula viene determinada por exigencias del guión: Anne Hathaway ha admitido estar comiendo sólo col rizada mientras se prepara para interpretar a «Catwoman». La actriz también se somete a duras sesiones de yoga para ponerse en forma y caber en el mono de vinilo característico de esta heroína.

Ellas son las caras visibles de una tragedia que, según una encuesta americana realizada por la Universidad de Carolina del Norte, afecta al 65 por ciento de las mujeres entre 25 y 65 años. Este comportamiento obsesivo con la comida es una forma de sobrellevar situaciones difíciles o de gran estrés. Según afirman los expertos, estas personas son «comedoras emocionales»: responden a través de sus hábitos alimenticios. Las investigaciones afirman que ingerir grandes cantidades de azúcar o grasas tiene un efecto calmante, casi sedante, sobre el organismo.

Según un estudio realizado por «Dove» sobre la Belleza Real, un 59 por ciento de las españolas encuestadas admite que siente presión para ser más delgada. El 32 por ciento de ellas admite que esa presión proviene de ellas mimas, una presión mucho mayor que la que ejerce la sociedad (15 por ciento), los amigos o familia (5 por ciento) o los medios de comunicación (5 por ciento). Y es que nosotros podemos ser nuestro peor consejero. «Las mujeres somos muy subjetivas a la hora de valorar nuestra propia belleza, pero somos capaces de ser objetivas a la hora de valorar a otra mujer», dice Patricia Gutiérrez Albaladejo, psicóloga especializada en clínica y en salud. «La mujer se ha convertido en su peor crítica de belleza y, desafortunadamente, esto puede causar un profundo impacto en su autoestima, confianza y felicidad».

«Thinspiration»

Este neologismo procede de la suma de «thin» (delgada) e «inspiration» (inspiración). Las personas obsesionadas con la reducción de tallas tienen una serie de iconos que son su «inspiración» para conseguirlo. Natasha Poly, Caroline Trentini o Rosie Huntington-Whiteley por el lado de las modelos; Victoria Beckham, Paris Hilton, Lindsay Lohan o las hermanas Olsen por el de las «it girls»... Todas ellas se han convertido alguna vez en «white trashers» (esqueletos andantes), ejemplo para miles de mujeres que asocian la pérdida de peso a la belleza y, consecuentemente, a la autoestima y la confianza. Si de todos es sabido que Britney Spears es la bulímica más famosa –sólo hay que ver sus aterradoras oscilaciones de peso–, Nicole Richie ha sufrido periodos de anorexia que despertaron las alarmas cuando alcanzó la ansiada «talla cero». La hija del icono del pop, además de compartir la «dieta de los líquidos» –consistente en reducir las comidas a infusiones y agua– con Paris Hilton y Lindsay Lohan, consiguió bajar dos tallas en un mes gracias a unas pastillas de adelgazamiento: la hierba surafricana «Hoodia» engaña al cerebro haciéndole creer que se está «lleno». Para más efectividad, Nicole la combinaba con grandes dosis de laxantes que le provocaron una grave desnutrición. Por su lado, las hermanas Olsen no se fijan tanto en las etiquetas de tallaje como en los números de la báscula. En múltiples ocasiones han dicho estar obsesionadas por alcanzar los 40 kilos de peso y, para lograr tan macabra proeza, han realizado todo tipo de dietas. La más peligrosa de ellas consiste en ayunar el máximo número de días posible. Por su lado, Keira Knightley mide 1,70 y pesa menos de 50 kilos. ¿Cómo lo consigue? Además de hacer una hora y media de ejercicio diario, la actriz de «Piratas del Caribe» sólo como cuando tiene «mucha hambre». Estrafalarios planes que son imitados con muchos y que conllevan graves riesgos para la salud.


El ejemplo de las modelos
Las «top models» son quizá las que se someten a las dietas más radicales. Cuando tienen que desfilar, las jóvenes llegan a hacer verdaderas barbaridades para conseguir bajar dos kilos al día: masticar hielo para acallar los rugidos de sus estómagos vacíos, comer un pomelo media hora antes de cada comida, tomar todo tipo de mejunjes adelgazantes, sustituir las comidas por pastillas, tomar litros de té verde, alimentarse exclusivamente de queso y huevos o tomar comidas muy picantes son sólo algunas de ellas. Y las modelos son precisamente la imagen a imitar para muchas mujeres que sueñan con parecerse a ellas.