Bruselas
Sarkozy aumenta los impuestos
El presidente francés, Nicolas Sarkozy, anunció hoy una subida de impuestos y consideró que aunque la crisis económica sigue siendo "extremadamente profunda", las medidas adoptadas por los países han logrado que Europa haya dejado de estar "al borde del precipicio".
PARÍS- Debilitado, y casi mudo, desde que Standard & Poor's dejara a Francia sin su triple A, Nicolas Sarkozy, al que los sondeos dan como perdedor en las presidenciales de mayo, ha emprendido su remontada. Atenazado entre las garras de una violenta crisis económica, su galopante impopularidad y un rival socialista, François Hollande, que goza del favor de las encuestas y de una aclamada entrada en campaña, el presidente francés se ha dispuesto a invertir la inquietante dinámica del partido que lidera, la Unión por un Movimiento Popular (UMP).
El primer paso lo dio ayer, anunciando una batería de medidas de choque para relanzar la actividad y conjurar el desempleo, a riesgo de enemistarse aún más con los franceses. Y a sólo tres meses de una cita con las urnas, aunque sin vestir aún el traje de candidato a su reelección.
«Si en ocho días la tendencia no cambia, estamos perdidos», confiaba recientemente un diputado de su partido. Una apuesta a todo o nada, en versión de entrevista televisada que ayer retransmitieron, en un hecho sin precedentes, ocho canales.
Frente al programa económico de su rival socialista –que tiene en su punto de mira las rentas más altas y las grandes empresas– Sarkozy ha hecho de la competitividad y la lucha contra el paro (2,8 millones de desempleados en Francia) su principal caballo de batalla. Sin sorpresas, el presidente confirmó la subida en octubre de 1,6 puntos del IVA, del 19,6 al 21,2%, a cambio de una reducción de la carga fiscal sobre el trabajo con un recorte en las cotizaciones patronales, que debería contribuir a mejorar la competitividad de las empresas, cada día más tentadas por horizontes con menor presión tributaria.
Dicho aumento impositivo, que excluye los tipos reducidos, supondrá para el Estado unos ingresos anuales de 11.000 millones de euros que estarán destinados, según explicó, a la financiación del sistema de protección social, que hasta ahora recaía exclusivamente sobre las cotizaciones salariales y patronales. El objetivo es, según el Elíseo, frenar la sangría que supone la deslocalización de 36.000 empleos anuales desde el comienzo de la crisis.
Los detractores de la medida, que Sarkozy se negó ayer a bautizar de «IVA social» para evitar el estigma de una propuesta contemplada tantas veces como desechada por anteriores Gobiernos, denuncian el impacto negativo sobre el consumo, por lo que supone de merma en el poder adquisitivo del ciudadano.
Una acusación de la que el mandatario galo se defiende aun a sabiendas de que los efectos electorales de una subida del IVA en vísperas de comicios pueden ser letales. En 1995, el coste fue alto en impopularidad para el presidente Jacques Chirac y su primer ministro, Alain Juppé, que acababan de llegar al poder.
Otra fuente de ingresos vendrá del aumento en dos puntos de la CSG (Contribución Social Generalizada) sobre las rentas financieras «para ponerlo al nivel europeo», dijo Sarkozy.
Modelo alemán de empleo
Para flexibilizar el mercado laboral, el Gobierno francés se inspirará en el modelo alemán, «que ha salvado miles de empleos», señaló Sarkozy, con la implementación de acuerdos «de competitividad» entre empresario y trabajadores, que podrán decidir alargar la jornada laboral sin aumentar los salarios. Estos acuerdos, que se adoptarán directamente entre empleador y empleado, se impondrán a la ley, explicó, certificando así la desaparición definitiva de las 35 horas, vestigio del Gobierno socialista de Jospin.
En vísperas del Consejo Europeo, que hoy se celebra en Bruselas, el gobernante galo aseguró que los datos de Francia en materia de déficit público para 2011 serán mejores de lo previsto (inferior al objetivo inicial del 5,7%) y recalcó que la situación «se estabiliza en Europa», gracias a las medidas «fuertes y justas» acometidas en Italia por Mario Monti, y en España por el Gobierno de Mariano Rajoy.
Mientras la Comisión Europea estudia un proyecto de «tasa Tobin» sobre las transacciones financieras, a la que los socios comunitarios parecen reticentes, Sarkozy confirmó su intención de «dar ejemplo» aplicándola en Francia a partir de agosto, a la espera de que otros se sumen después. El tipo aplicado será del 0,1% sobre determinadas operaciones especulativas. «No hay razón para que las finanzas no participen en el enderezamiento de la situación después de haberla degradado», aseveró.
La primera dama, ¿una baza electoral o un lastre?
«Si mi marido se presenta como candidato, participaré en lo que pueda y le acompañaré en lo que decida». Con esta declaración de intenciones, Carla Bruni confirmaba hace unos días querer ser el principal apoyo del presidente de cara a su eventual reelección. Sin embargo, la bajada al ruedo electoral de la primera dama, cuestionada sobre la «filantropía» de su Fundación, puede convertirse en un lastre para un mandatario que de por sí tiene el viento en contra. A principios de enero, una investigación periodística ponía en entredicho la financiación de su Fundación, que habría recibido 2,7 millones del Fondo Mundial contra el sida por una campaña de concienciación sobre la enfermedad y por la que un asesor, productor y amigo de Carla Bruni, con despacho en Elíseo, habría obtenido contratos «sin respetar los procesos habituales de licitación».
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