Ciudad del Cabo
Motín en Ciudad del Cabo
Sobre los vuelos donde futbolistas, de club o de selección, se mezclan con periodistas, perdura la creencia general de que son los medios, informativos, no centrocampistas, quienes corren con los gastos. Probablemente sea una leyenda urbana, o puede que no si al hacer las cuentas de lo que cuesta un pa- saje ida y vuelta Madrid-Johannesburgo, más transporte en autobuses, restos de la guerra anglo-boer y hoteles de a 50 dólares la noche, lo que resulta es un gasto diario de 1.000 euros, 1.000. Entonces la vieja teoría toma cuerpo y la sensación de estafa pulula en el ambiente. En éstas circula el rumor de que los internacionales, si pierden, quieren salir escopetados de Suráfrica y regresar a España como si la cuestión se resolviera en el túnel del tiempo. Y los periodistas, aquellos «paganos», sin dormir, con la lengua fuera, a real y media manta, incuban el motín de Ciudad del Cabo. «No nos moverán», aunque pierdan, y Dios no lo quiera. Al final reina la cordura y prevalece el espíritu del 11 de julio. ¿Será cierto?EL EQUIPO MÁS GRANDECada uno de los jugadores de Takeshi Okada se encomendó a su particular Dios. Budismo, taoísmo, sintoísmo, cristianismo, protestantismo... según la religión que profesan. Pero ni rezando, Japón sufrió un seísmo en los penaltis y se marchó.
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