Estreno
El carnaval de las almas
Director: James Wan. Guión: Leigh Whanell. Intérpretes: Patrick Wilson, Rose Byrne, Ty Simpkins, Barbara Hershey. Fotografía: Joseph Bishara. USA, 10. Duración: 103 minutos. Terror.
Como prueba irrefutable de que el tándem James Wan-Leigh Wha-nell puede alejarse del gore de la franquicia «Saw», «Insidious» sólo funciona a medias. Es cierto que le han chupado la sangre al género de terror para dejarlo en sus huesos, pero la sugestión sigue sin ser su fuerte: psicofonías que se manifiestan a través de un intercomunicador infantil, apariciones siniestras, ventanas que chirrían y puertas que se abren por voluntad propia, reflejan la dimensión derivativa de la película, que se sitúa a medio camino entre el cariñoso homenaje a «Poltergeist» y «El ente» y los molestos parecidos razonables con «El orfanato».
La segunda parte de «Insidious» se adentra en terrenos más «underground». La precariedad del viaje al más allá que emprende el pater familias para recuperar el alma de su hijo –en inexplicable estado de coma– de las garras del infierno nos hace pensar que Wan, en su elogio del cine pobre, quiere acercarse a ese clásico de los autocines llamado «Carnival of Souls», película-termita que supo hermanar los conceptos de cine experimental y de género. Y es que la media hora final de «Insidious» es la experiencia más sanamente bizarra que nos ha dado el terror americano en los últimos tiempos.