Escritores
Sociedad civil
Tiene razón Suárez Illana: el totalitarismo se crece cuando los ciudadanos dimiten. El mayor peligro vital es siempre el hastío. En ello estamos. La nuestra es una sociedad ofuscada por el cinismo y el escepticismo. Difícilmente podría ser de otra manera, con esta degradación política, con esta permanente corrupción. Con este nuevo ateísmo que ha colocado al hombre en el lugar de Dios. Por si fuera poco, uno mira a su alrededor y no encuentra familia o institución humana que no tenga algo que ocultar. Parecería que nadie quiere enterarse de lo que está pasando.
¡Todo vale a la hora del ocultamiento! Pero las cortinas de humo sirven de poco. La verdad padece pero no perece. La pregunta es si sirve de algo que los ciudadanos de a pie nos preguntemos por estas cosas. Mi respuesta es sí. ¡Rotundamente sí! Nos quieren convencer de que en política –en no viviendo de ella– lo mejor es no meterse. De que la política para los políticos. Para eso les pagamos. Un parecer alimentado, incluso, por algunos de ellos, que quieren seguir interviniendo –y de qué forma– a su antojo en nuestras vidas, tanto a través del control de los bienes públicos como de la acción legislativa. ¡Pues no! No vale poner o quitar al que manda. De este envilecimiento, que deshonra a la democracia –que nos humilla a todos–, sólo saldremos con más sociedad civil. Algo que pasa por la exigencia. Por exigirles y exigirnos más.
✕
Accede a tu cuenta para comentar