Estados Unidos
EE UU y la UE alertan del rearme de Al Qaida en la guerra de Libia
Rubalcaba advierte en la reunión del G-6 de la «peligrosidad» del armamento de contrabando
Alfredo Pérez Rubalcaba también teme que las armas que manejan uno y otro bando en la guerra de Libia puedan acabar en manos de Al Qaida en el Magreb Islámico (AQMI). Así lo puso de manifiesto ayer, tras la reunión informal que los ministros de Interior del G-6 europeo y la responsable de Seguridad Interior de EE UU, Janet Napolitano, celebraron en el Palacio del Pardo, en Madrid. Todos ellos comparten la misma preocupación: más armas en manos de Al Qaida, más inseguridad en la zona y más riesgo para los intereses de Occidente.
Altos mandos del Ejército de Estados Unidos y organismos independientes, como el Centro Internacional de Investigación y Estudios sobre el Terrorismo/Ayuda a las Víctimas del Terror, han puesto de relieve en las últimas semanas la amenaza que supone la guerra de Libia por la oportunidad que da a los terroristas de Al Qaida para rearmarse en el Sahel (Argelia, Mali, Níger, Mauritania y Chad).
«En concreto, hay una cosa que nos parece especialmente negativa y es la posible aparición de armas del Ejército libio o de lo que queda de él en manos de terroristas», indicó Rubalcaba, quien alertó de la existencia de tráfico de armas en la frontera de Libia con Mali.
Un polvorín sobre Libia
El caos que reina en Libia y la continua entrada de armas pese al embargo impuesto por la resolución de la ONU 1973 –Francia ha reconocido que ha suministrado armamento a los rebeldes libios– convierten a esta región en un polvorín, un nuevo peligro que se suma al hecho de que el Sahel se ha convertido en los últimos años en una base de entrenamiento para la franquicia de Al Qaida en el norte de África, además de ruta de paso para la cocaína americana que entra en Europa, el tráfico de armas y de personas, informa Efe.
Rubalcaba advirtió ayer de que AQMI está «activa» y que no puede descartarse que intente atentar fuera de su «espacio natural». «Es difícil saber lo que puede haber, pero sí es fácil pensar lo que puede pasar si no hacemos nada», dijo el candidato del PSOE a la presidencia del Gobierno, quien reconoció que su preocupación sobre AQMI ha crecido recientemente ante las consecuencias que pueda tener la crisis libia.
Según un informe realizado por el Centro Internacional de Investigación y Estudios sobre el Terrorismo/Ayuda a las Víctimas del Terror, publicado por LA RAZÓN (el pasado 18 de junio), en los servicios secretos de los países europeos hay inquietud por el paradero de armas robadas por los rebeldes libios al régimen de Gadafi. Al Qaida en el Magreb Islámico posee una nueva base en Mali (a 360 kilómetros de Bamako), por donde circulan armas y material de guerra, según las autoridades locales.
Esta nueva base permitiría a AQMI desarrollar operaciones terroristas en Mauritania, según el citado informe. Las consecuencias de la guerra libia han provocado una degradación en la seguridad de la zona, un asunto que ya ha sido tratado de forma conjunta por representantes de Argelia, Mali, Niger y Mauritania. La conclusión es que las repercusiones del conflicto podrían favorecer la aparición de santuarios de Al Qaida en una región que resulta excesivamente difícil de controlar.
Más coordinación
Rubalcaba explicó ayer que «ese tráfico puede estar nutriendo de armamento de un cierto nivel de sofisticación y por tanto peligroso a AQMI». Posiblemente, ese armamento sofisticado al que se refirió ayer el vicepresidente son misiles tierra-aire, tal y como se desprende del informe de Ciret-AVT. El ministro de Interior también llamó la atención sobre el peligro de combatientes de la tribu tuareg que están regresando a Mali desde Libia.
«Si dejamos que AQMI crezca, crecerá el riesgo para Europa y para Estados Unidos», fue el mensaje que lanzó Rubalcaba. Por eso, los países convocados en el G-6 (formado por España, Francia, Reino Unido, Alemania, Polonia e Italia) pusieron ayer sobre la mesa las medidas a adoptar para combatir esta amenaza: convocar una nueva cumbre del G-6 conjunta con los ministros de Exteriores, coordinar a los respectivos oficiales de enlace a fin de crear una estructura estable en la zona, dirigirse a la Unión Africana para contar con su implicación y acelerar los trabajos sobre la zona del Sahel en el marco de Naciones Unidas.
El G-6, a cuyas reuniones de trabajo se suma puntualmente Estados Unidos, fue creado en 2003 como G-5 para tratar temas relacionados con la inmigración y el terrorismo y estrechar la cooperación entre esos países europeos. En 2006, Polonia se incorporó al foro.
En la reunión de ayer del G-6, Rubalcaba y Janet Napolitano firmaron un acuerdo bilateral por el que ambos países intercambiarán tecnología, personal e información con los que hacer frente a las nuevas amenazas para la seguridad internacional.
Advertencia de Rusia a Francia
Rusia exigió ayer a Francia que aclare si son ciertas las informaciones de que el Gobierno de París suministra armamento a los rebeldes libios. El ministro de Exteriores ruso, Serguei Lavrov, explicó que esperaban «una respuesta» y que «de confirmarse, sería un grave incumplimiento de la resolución 1970 de la ONU». Francia ya ha reconocido que había lanzado contenedores con armas ligeras y munición para los rebeldes, pero interpreta que las resoluciones de la ONU amparan cualquier medida que «sirva para proteger a la población de Libia de los ataques de Gadafi».
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