Cataluña
Antonio Basagoiti: «Nuestro error en Gürtel fue no controlar a algunos jetas y echarlos a tiempo»
Lidera el PP vasco y conserva su pacto con el socialista Patxi López. Antonio Basagoiti no es un «verso suelto», es un «líbero político» que marca la diferencia gracias a su amplitud de miras y su profundidad de campo. Convaleciente de su rotura de ligamento y peroné, cuando disputaba un partido de fútbol entre dirigentes de su formación y jóvenes de Nuevas Generaciones, nos habla desde su casa, con la pierna derecha en alto y la lengua afilada.
- Lo cantaba Serrat y no le hizo caso: «Niño, deja ya de joder con la pelota». ¿Qué tal su pierna?
- «Cojo» y «nudo».
-¿Cómo se ve el fútbol desde el banquillo y lesionado?
-No me convocó Del Bosque a pesar de que el tercer portero de Holanda tiene mi edad. Será cordón sanitario deportivo.
-En su edificio, ¿gritaron o abuchearon, el gol Iniesta?
-En mi zona los dirigentes del PNV estaban con indigestión de pulpo y no se les vio.
-La marea de banderas, los «viva España», dicen los antropólogos que es efímero.
-Esos antropólogos estarán subvencionados por la Fundación Sabino Arana
-Dicen los entendidos que el pacto PP-PSOE del País Vasco –y su «fair play»– debiera inspirar la política nacional.
-Vale, pero al revés: el PSOE apoyando al PP por interés general.
-No en vano, dicen que ustedes son el relevo de sus respectivos partidos.
-Es más importante ser lehendakari o alcalde de Bilbao que presidente de Génova 13, y muchísimo más que de Ferraz.
-Este pacto con Patxi López ha dejado en paro a los tertulianos expertos en problemática vasca.
-Tienen Cataluña, que hay que reciclarse para mantener el puesto de trabajo.
-Pero si ya lo han hecho: ahora hay muchos expertos estatutarios.
-Es mejor incluso para ellos porque en Cataluña, si están en contra del Estatut, sólo les descalifican. En el País Vasco les pretendían incluso liquidar físicamente.
-La suya es una política pactista, posibilista. Le llaman el Gallardón vasco.
-Sólo pretendo aplicar el sentido común a la política y también algo de esperanza, como la de Aguirre o la de Gallardón.
-¿Es verdad que fue él a hablar con su padre cuando usted iba a sustituir a María San Gil?
-Es cierto que me echó una gran mano. Creo que me querían desheredar.
-¿Qué tal se entienden Patxi López y usted? ¿Sigue siendo una «relación erótica y no de amor»?
-La verdad es que como López tiene un pasado reciente muy promiscuo yo me guío por Santo Tomás.
-No comparten sociedad gastronómica ni juegan a pelota, pero ¿une llevar guardaespaldas?
-Une tanto que hasta son los mismos; la pena es que los berrozis de la Ertzaintza sean tan discretos.
-El mayor momento de flaqueza ¿es cuando se produce un atentado? ¿De dónde se sacan fuerzas para seguir en el escaño?
-Para mí son dos y distintos. Uno cuando interiorizas que puedes dejar viuda y huérfanas, y el otro cuando los de tu partido se pelean escondidos por el poder. Los dos momentos se superan con vocación, valores y paciencia.
-¿Ha dejado de mirar debajo de su coche?
-No. Pero uso la moto, que se mira mejor
-No estaba usted llamado a la política. Pero mataron a Gregorio Ordóñez y se afilió al PP. ¿Protesta, concienciación?
-Hartazgo por la falta de reacción de la sociedad y amor por la parte de España más perjudicada por los asesinos.
-Ha sido un año fructífero en detenciones de etarras. ¿Buena labor del Ministerio, la ayuda de Francia, el lento decaer de la banda armada?
-Las crisis en ETA es consecuencia de la rebaja de expectativas políticas. La clave para acabar con ETA es fijarse en Lizarra y Loyola para hacer todo lo contrario.
-No pocos se preguntan si había «tantos» cabecillas como dicen los medios.
-Rubalcaba tiene problemas con las matemáticas. Contó mal el número de pistolas que robó ETA durante la tregua, pero ahora le he regalado una calculadora.
-¿Qué se hace cuando no está de acuerdo con su partido? ¿O los jesuitas enseñaron que las instituciones no estaban por encima de las personas?
-Intento morderme la lengua, pero en ocasiones se mueve sola.
-Opus y jesuitas. Dentro de la Iglesia representan posiciones diferentes. ¿Qué impronta le dejaron unos y otros?
-De la Obra el valor de la vida, y de la Compañía que estamos para servir y no para servirnos. Nunca hay que perder la oportunidad de aprender.
-No despotrica contra Garzón, alaba a Rubalcaba y le gusta Almodóvar. ¡Le terminarán quitando el carné!
-Me gusta el cine de Almodóvar, no él. Me gusta que Rubalcaba haga ahora lo que siempre tuvo que haber hecho. Y a Garzón si hay que ponerle a parir, le pongo. No pretendo ser sectario ni tener complejos.
-Y eso que de pequeño, no le dejaban ver en casa «Pepi, Luci y Boom».
-Por eso era de las que más deseaba ver.
-¿Cuál fue la última película que ha ido a ver al cine? ¿Y el libro de su mesilla?
-Ni me acuerdo de lo de ir al cine. Para quedar bien contesto que es por el ahorro de la Administración y que el Gobierno no tenga que pagar las cuatro entradas de los ertzainas que me acompañan. El libro, el último de cuentos de Iñaki Ezkerra.
-Sobre el cine español, ¿qué tal lleva el activo invierno de significación política de nuestros actores y realizadores?
-Aburren con esos temas, y son menos parciales que un programa de Wyoming. Pero el resto de su cine retrata España, y me gusta España.
-¿Me dice qué le parece el documento de Batasuna y EA?
-Quieren darnos a elegir entre susto o muerte, independencia o asesinato, ruptura o atentados. Yo prefiero darles Constitución o cárcel.
-¿Qué errores ha cometido su partido en el «caso Gürtel» y en el «Brugal»?
-Del «Gürtel», no haber controlado más a algunos jetas, para haberlos echado a tiempo. Del «Brugal» lo que se sabe hasta el momento es el NODO socialista de intentar asociar al PP con corrupción. Cualquier día ponen esposas a la Gaviota y abren un telediario para tapar la crisis.
-Aquéllo en «Vanity Fair»: «Matas es un chorizo, un jeta y debería pedir perdón público» ¿Se lo han recriminado desde «su casa»?
-No me acuerdo. Tenemos que ir acabando que empieza a doler la pierna.
-¿Se puede ser, más que un verso suelto, un radical libre dentro de su partido?
-A veces estoy demasiado suelto con los medios, pero de radical nunca. Me espantan los radicalismos y no me gustan los políticos que no contestan a las preguntas. Vamos, como yo en la anterior.
-¿Habla con María San Gil o su agenda se lo impide?
-Siempre he tenido buen concepto de ella y lo mantengo, pero las heridas necesitan tiempo.
-¿Qué debilidades tiene amén del cine español?
-Fumar puritos, antes de que me detengan por ello.
-¿He olvidado preguntarle algo, en mi ignorancia?
-No. Me han parecido preguntas difíciles. El próximo día facilítemelo más: póngamelas como se las ponen a ZP en las teles amigas.
Gente sin complejos
Tras nuestra conversación tengo la impresión de que, junto a Feijoó, forma parte de una transfusión de sangre fresca para el PP, en cuya formación, un amplio sector aplaude su incorrección política. Es un «fajador» nato. A medida que avanza el cuestionario, su dialéctica se dispara a 120 pulsaciones por pregunta. Y eso que no iba a ser político. Este heredero de una poderosa familia de banqueros tomó conciencia tras la muerte de Gregorio Ordóñez, afiliándose al PP. Tras sustituir a María San Gil, lo suyo ha sido un «non stop»: la cara amable de un fuero complejo, su falta de endogamia, alabanzas a Rubalcaba, el poco sonrojo de no crucificar a Garzón. ¿La piedra que los arquitectos populares desecharon, en piedra angular se convertirá?