Feria de Bilbao
Serafín Marín rey del temple
- Valdemorillo. Primera de feria. Se lidiaron toros de Montealto, el bravo 3º premiado con la vuelta al ruedo. Manejables 5º y 6º. Descastados los restantes. Media entrada en los tendidos.- Víctor Puerto, de fucsia y azabache, más de media caída (silencio); dos pinchazos, bajonazo (pitos). - Julio Pedro Saavedra, de verde botella y oro, estocada, cuatro descabellos (silencio); cuatro pinchazos, media (silencio). - Serafín Marín, de verde manzana y oro, pinchazo, estocada, aviso (dos orejas); estocada (oreja).
Nos desplumamos en un instante de la emoción cuando Serafín Marín quedó colgado del pitón. Era el encontronazo fatal, el de la muerte. Los ojos cerrados, la fe y el corazón para cruzar esa cruz y burlar el destino. Segunda ida. La espada hundida y el torero desmadejado. Con solución después de visitar la enfermería. Pero en ese momento, la taleguilla deshecha a la altura de la barriga para cerrar una obra. Una obra buena. Limpia, armónica, templada a un bonito toro que lo tuvo todo de bravo para ganarse la vuelta al ruedo después del trance. Lo merecía el Montealto. El tercero. Se lo ganó. Y lo tuvo. Serafín salió al ruedo de Valdemorillo a comerse el mundo. Por verónicas, enjuntos los riñones y sin ánimo de rectificar, recibió al toro. Una cadena de lances que encontró en la media la cadencia. Y un quite a la verónica después que nos dejó con ganas de más. Había arrancado la vulgaridad de la tarde y en aquel capote hubo toreo bueno. Al hilo de las tablas hizo de los estatuarios el prólogo y ahí ya se iba largo el toro, y ahí el animal dejaba habitar el toreo. Por la derecha tuvo aquéllo largura, temple y asentamiento. Por el izquierdo el toro viajaba más todavía, sin necesidad de perder pasos, Marín atacaba al toro muy adelante porque sabía que podía llegar atrás. Ni un enganchón ni un descuido. Temple para lancear, temple hasta el final. Serafín y «Navajuda» nos habían sacado del muermo y recompensando transitar Siberia hasta llegar a tu localidad. Se perfiló a matar Serafín y pinchó para quedarse después colgado en el pitón. Prendido. Cogido. Repuesto, paseó los dos trofeos. Uno más se llevó del sexto, que se dejó sin emplearse pero sin ponerle en aprietos. Una templada faena precedió a la salida en hombros.
Del resto del festejo, ni nota. Huérfano de emoción. De ilusión. Los de Montealto, que se dejaron sin casta, salvo el quinto, se amontonaron en las faenas de Víctor Puerto y Julio Pedro Saavedra, con más sombras que luces.
EL CARTEL DE HOY
Por la mañana. Novillos de Fuente Ymbro para Sergio Flores y Fernando Adrián, mano a mano.
Por la tarde. Toros de Antonio San Román para Iván Vicente, Leandro y Morenito de Aranda.
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