Elecciones en Estados Unidos
La guerra de Washington
La cámara de representantes contra el presidente, republicanos contra demócratas. El gran enfrentamiento que polariza estos días la política americana, dejando chiquito cualquier tema exterior, pero con una modesta atención por parte del público, es la batalla por el presupuesto, aunque más exactamente lo que se dirime ahora es un «shutdown» o cierre de una parte de la actividad gubernamental por no estar aprobados los correspondientes presupuestos. Los funcionarios se quedan en casa y no cobran.
Es un verdadero pulso entre partidos y entre poderes del Estado. Los republicanos y su principal propulsor electoral, el movimiento fiscalmente conservador llamado Tea Party, obtuvieron una gran victoria en las elecciones parlamentarias y de gobernadores de comienzo de noviembre criticando acerbamente el derroche de la Administración Obama y enarbolando la bandera de la austeridad.
Había dudas sobre si los nuevos congresistas asumirían ese mandato de la parte más militante de su base o volverían a las andadas de la francachela de gasto. Pero desde el principio honraron el compromiso moral con esos votantes que les pedían que se lanzase a la yugular de la creación favorita de Obama: un paso de gigante en la estatalización de la sanidad pública, presentada contra toda credibilidad como un proyecto economizador cuando no cabe duda de que incrementará hasta límites ruinosos el déficit publico.
Ahora ha llegado la hora de la verdad, cuando ya todas las maquinarias partidistas están en modo electoral, para los comicios de noviembre del 12, pero, a más corto plazo, para las primarias que empiezan en los primeros días del próximo año.
Acorralado, más por el estado de la opinión que por las cámaras, Obama ha ofrecido recortes pero ha cedido poco, y nada en Sanidad. Los poderes presidenciales son grandes y aunque reducida, aún le queda una mayoría en el Senado. Maniobra para presentar a los republicanos como obstruccionistas, responsables de ese nefasto cierre, como masacradores de los programas sociales y defensores de los ricos. Cuenta con que hay muchos partidarios de la austeridad, pero pocos de que les afecte a ellos mismos. Recortes sí, pero para los demás.
Un representante republicano por Wisconsin, el joven, brillante y excelente experto en el tema, Paul Ryan, nombre a no olvidar, ha tenido la osadía de presentar un completo presupuesto reformista, con pocas posibilidades en esta ronda, pero caballo de batalla en la campaña.
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