Estreno
Alta suciedad
Autor: N. Simon. Director: P. G. de las Heras. Escenografía: A. Gervolés. Reparto: Y. Arestegui, J. Cisneros, I. Gaudí, J. Cucalón, C. Navarro, J. L. Mosquera, C. Peña, A. Vico, A. Legardón. Teatro Rialto. Madrid.
No deja de ser irónico que Neil Simon, uno de los autores que más ha hecho por el humor blanco, dinamite en «Rumores» (obra estrenada en1988) al juguete favorito de la alta comedia del siglo XX, o sea, la burguesía adinerada, convirtiéndola en una parodia –elegante, pero parodia– de sí misma. Hasta ahora inédita en España, esta comedia del autor de «Descalzos por el parque» y «La extraña pareja» planea levemente sobre la crítica social –los cotilleos que pueden dar al traste con un matrimonio–, pero al cabo el talismán de la taquilla neoyorquina, fiel a sí mismo, no pretende ser sociólogo sino comediógrafo: lo suyo es, principalmente, entretener. Por eso quedarán incógnitas sin resolver sobre la fiesta de aniversario de un matrimonio de éxito en el que todo falla: el anfitrión, puro «macguffin», está herido por lo que parece un intento de suicidio que no debe trascender –es, en esta versión, teniente de alcalde Madrid–, su mujer y el servicio no aparecen y los invitados se mienten entre sí para encubrirle.
Simon, maestro de la carpintería teatral, construye de abajo a arriba, con una trama a la que le cuesta arrancar pero que crece hasta quitarse el disfraz de trascendencia y desembocar en lo que «Rumores», a mucha honra, es: un buen vodevil, un jaleo de entradas y salidas, confusiones de identidad y excusas que se enredan. Y esta producción de Jesús Cisneros y Yolanda Arestegui, dirigida con discreción y habilidad por Pedro G. de las Heras, lo asume, aunque se distancie del humor blanco con una traducción descarnada. El reparto funciona con la solidez que da llevar dos temporadas juntos, desde el matrimonio excéntrico de José Luis Mosquera y Carmen Navarro al político cínico de Antonio Vico, pasando por Jesús Cisneros, protagonista ensordecido, e Isabel Gaudí. Aunque sin duda lo mejor llega con la borrachera gradual y divertida que borda Arestegui, y la coartada descacharrante que improvisa ante la Policía en un antológico monólogo un campechano Juanjo Cucalón.
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