Crítica de cine
El resplandor
El Festival de Sitges 2010 homenajea este film de 1980 de S.Kubrick, uno de los escasos ejemplos del cine de terror elevado, por el trabajo de su director, a clásico. Kubrick realizo aquí innovaciones excelentes. Por primera vez, el terror no viene de la música y la penumbra, de la oscuridad; es la potente iluminación sobre el rostro perturbado del genial J.Nicholson, la luz sobre el fantasmagórico hotel, sobre el niño que se pasea con su chirriante triciclo..., lo que nos destroza los nervios.
Las piezas musicales clásicas se emplean con efectividad, el hotel elegido extraordinario, entre montañas escarpadas, aislado. Incluyó otros referentes que conectaran con el inconsciente colectivo, y lo logró. Kubrick reelaboró el libro de Stephen King para crear el guión con Diane Johnson. King había querido recrear la locura, progresiva, luego en estado puro.
El deseo de matar al hijo lo extrajo de una anécdota diaria. Su hijo pequeño le había destrozado jugando uno de sus textos. Durante segundos sintió el deseo de estrangularlo. Es imprescindible escuchar la versión original, subtitulada si se precisa, pues Jack Nicholson hace que se te estremezca el alma. Angelica Huston, su esposa entonces, afirmó que llegaba cada noche mentalmente roto. Un esfuerzo formidable de todo el equipo. Sin duda mereció la pena. ¿La frase? El protagonista, enloquecido, le dice a su aterrada esposa: «No voy a hacerte daño, Wendy, solo voy a aplastarte los sesos».
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