San Sebastián
El héroe de Elorrio
Carlos García, concejal del PP, da su apoyo al PNV para frenar a Bildu entre los insultos de los radicales
ELORRIO- Son 300 votos los que han frenado en Elorrio el empuje del imperio de Bildu en Vizcaya. Si ayer San Sebastián caía en manos de la izquierda abertzale, en Elorrio el joven concejal del PP Carlos García escenificaba la resistencia. «Mi posición no es otra que la de evitar que los herederos de ANV tengan la alcaldía». Dicho y hecho. Ayer, con su voto al PNV desbancaba a Bildu del poder.
Antes de comenzar el Pleno Carlos García repasaba con sus «colaboradores», un grupo de jóvenes, amigos, de confianza, el discurso que iba a pronunciar. Hacía previamente una parada para tomar un café y hablar con algunos medios. De camino al ayuntamiento ya le advertían de que habían tomado la plaza. El salón de plenos rebosaba de simpatizantes de Bildu que portaban pegatinas del acercamiento de los presos de ETA y de Bildu. Había consigna. Días antes se habían reunido en un cine del pueblo para fijar posiciones, pero algunos no pueden reprimir la ira.
Los abertzales ovacionaban al ex alcalde de ANV Niko Moreno y a los concejales de Bildu que llegaban al salón de plenos como si fueran estrellas. Pero el voto decisivo del concejal del Partido Popular da la alcaldía a Ana Otadui del PNV. Tras tomar su asiento como alcaldesa, los simpatizantes de Bildu, en pie, le dan la espalda, y un forzado carraspeo unánime trata de tapar su discurso.
Le toca el turno de palabra a Carlos García. «Quiero recordar a Miguel Ángel Blanco, a Isaías Carrasco, a Jesús Marí…», y los de Bildu le abuchean de forma masiva. Cuando finaliza, uno de los simpatizantes de Bildu que se encuentra sentado en primera fila se levanta y le grita en euskera: «Carlos, para ti» y al unísono, con el puño en alto le cantan el Eusko Gudariak (himno al soldado vasco). Al finalizar el pleno le gritan: «fascista, hijo de puta».
A los del PNV les cuesta salir del Ayuntamiento son increpados con gritos de «PNV, español».
Carlos García decidió abandonar el ayuntamiento por la puerta principal, rodeado de su batallón de amigos, los que le han acompañado en la campaña, y una multitud de escoltas. Empujones, escupitajos, gritos... El edil del PP cruza la plaza y entra en la iglesia que hay frente al consistorio: «quería dar las gracias a San Valentín de Berriochoa». En el mismo pórtico que el sacerdote del pueblo cede a la izquierda abertzale para festejar el triunfo de Bildu y para reunir a los que reclaman el acercamiento de presos de ETA, el edil del PP atiende a los medios. Los gritos no cesan, intentan acorralarlo y la plaza se divide en dos frentes: a un lado, Bildu; al otro, los que no lo son. En su camino se le abalanza una abertzale que trata de impedir que siga. Luego, un joven le encara y en euskera le grita «vete a tu pueblo». Carlos se para y le responde en euskera: «éste es mi pueblo», lo que descoloca al simpatizante de Bildu. Pero los escoltas obligan a Carlos a salir del municipio a toda prisa. El pueblo de Elorrio, «espino» en euskera, lanza sus dardos al joven concejal, pero también recibe el cariño de sus votantes. Besos y abrazos de los más valientes, otros miran a los lados y solo se atreven a hacerle un guiño. «Estamos con él, es un héroe». Ya en el coche suspira. Ha pasado la tormenta de espinos. Recibe la llamada de Rajoy y Basagoiti. Le dan ánimos y le preguntan cómo ha ido el Pleno.
Recuerdo a Miguel Ángel
Carlos García es un chico sencillo, noble. Actúa siempre con naturalidad. Tiene tablas, le avalan 12 años de concejal entre Llodio y Bilbao . «Me ofrecí a ser candidato el día que asesinaron a Miguel Ángel Blanco», recuerda. Desde entonces, no ha dejado de hacer política municipal. «Me encanta ayudar a los ciudadanos. Lo primero que voy a traer a Elorrio es una ambulancia, porque no hay». Sonriente, algo hiperactivo, cariñoso, amigo de sus amigos. Responde una llamada tras otra. Su teléfono no para de sonar. Confiesa que ha perdido 5 kilos en la campaña, en la que se esforzó en que todo el pueblo leyera su programa. Se pateó las calles, las casas, una por una, y hasta le invitaban a pasar y tomar café.
Es un apasionado del deporte, en el maletero del coche siempre lleva un balón de fútbol y una paleta para jugar al frontón. No renuncia a sus partidos con los chavales del pueblo y ha retado a los de Bildu a una partida en el mismo frontón, pared del consistorio donde hay una inmensa pintada con el mapa que reclama el acercamiento de los presos de ETA. «No se atreven a jugar», dice.
Después de que repartieran por el pueblo pasquines donde le insultaban, ha recibido muchas cartas manuscritas, de apoyo, que le remiten al ayuntamiento. En la dirección figura; «Carlos García, alcalde de Elorrio», otros le envían estampitas, para que le protejan.
El viernes, dio un paseo por pueblo. Compartió café con amigos. En otro bar, una coca cola. Siempre pide lo mismo. Allí, repasa la prensa y luego da un paseo por el pueblo. Al cruzarse con tres vecinos de Elorrio le gritan: «Carlos gora ETA». Coincide con el ex alcalde de ANV en un bar, y sólo le mira de reojo.
Carlos se ha olvidado del miedo. «Tengo tanta ilusión, tanto trabajo, tantas ganas de hacer cosas que no soy consciente de ello». No presume de nada, no se considera un héroe, pero su hazaña de ayer le convierte en un símbolo para la mitad del pueblo.
En primera persona
Edad: 33
Estado civil: soltero
Lugar de nacimiento:
Bilbao
Años de concejal: desde 1999. Cuatro años en Sondica, ocho en Bilbao
Afiliado al PP: desde 1997
Su referente político:
Los concejales del PP y el PSE en Euskadi
Su lema en la vida:
«Tú puedes ser lo que desees en la vida. Sólo existe un obstáculo: tú mismo»
Su libro: «Un mundo feliz», de Aldous Huxley
Un sitio donde perderse:
Cualquier pueblo pequeño de España
Con un solo escolta
Como ya adelantó LA RAZÓN, los nuevos ediles del PSE y PP, que ayer tomaron posesión de sus cargos en los ayuntamientos vascos, tendrán un solo escolta en vez de los dos que hasta ahora llevaban los concejales amenazados, según informaron fuentes policiales. Los dos partidos han obtenido en estas elecciones 398 concejales en Euskadi, lo que supone 119 menos que los que tenían hasta ahora. El Ministerio y el Departamento vasco de Interior, encargados de asignar los guardaespaldas, han decidido reducir de dos a uno los escoltas de estos ediles, justificándolo con que ETA lleva desde enero en alto fuego.