España

Zorita: así se desmonta una central nuclear

José Cabrera fue la primera nuclear en España y será la primera que desaparezca completamente. Los trabajos van, por ahora, según el programa previsto. Ya han gestionado casi 3.000 toneladas de materiales, han derribado las diez torres de refrigeración y han desmontado los componentes del edificio de turbina. Sin embargo, ¿qué sucederá en 2015 con los residuos de alta actividad cuando el ATC todavía no esté construido?

Zorita: así se desmonta una central nuclear
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Con Zorita se inició en España la «era atómica industrial» (tal y como versa la placa de inauguración de 1968 de la central) y con su cierre en 2009 comienza la era del desmantelamiento íntegro, al menos de José Cabrera. Será la primera vez que se desmantele al cien por cien una nuclear en España, ya que Vandellós I aún mantiene el reactor confinado y no será hasta dentro de unos cuantos años cuando comience su «desarme» total.
Un año ya ha transcurrido desde que Enresa iniciara las labores de desmantelamiento de Zorita, que no terminarán hasta 2015. Un proceso industrial en el que hay que cuidar cada detalle. Sobre todo cuando los materiales, además de convencionales, son radiactivos.
A lo largo de este año, han puesto fuera de servicio equipos que no van a utilizar, como los eléctricos. Han cambiado las bombas de agua, han derribado las diez torres de refrigeración, han desmontado el edificio diésel, el transformador principal de la planta, la turbina de alta, la de baja y el generador.
Tras estas labores se han generado más de 2.842 toneladas de materiales, todos ellos convencionales. En concreto, 1.276 toneladas de hierro, cobre y aluminio, 961 toneladas de residuos de construcción y demolición y 552 de residuos no peligrosos y 53 que sí lo son, que tendrán un nuevo uso. Así, todos los cables se meterán en un depósito, los plásticos en otro, y así sucesivamente con el fin de que las compañías gestoras de residuos puedan darlos una nueva vida. En el caso del hormigón que se genere con las demoliciones, éste se triturará y servirá para rellenar los huecos de los edificios cuando éstos desaparezcan.
Pero antes tendrán que descontaminarlos. Para ello, «una vez que el edificio está vacío, miden las paredes, el techo y el suelo para ver si hay alguna zona manchada. La categorización se hace automáticamente. Después, en aquellas zonas contaminadas (serán pocas, ya que la pintura especial impide que la contaminación penetre) se escarifica (se rasca). Los restos contaminados después se recogen y van a un contenedor cuyo destino final será El Cabril», explica Manuel Ondaro, director técnico de Enresa. De hecho, «esperamos que el 95 por ciento de los materiales que se generen durante el desmantelamiento sean reciclables y utilizables», afirma Manuel Rodríguez, director de desmantelamiento de Zorita.
Pero para saber que no eran radiactivos han tenido que pasar previamente por varios controles radiológicos. Es como quitar el aceite del coche, aunque con la dificultad de detectar qué material es radiactivo. Para ello, todos los materiales se chequean al pasar por un detector de bajo fondo, el Box Counter de tecnología americana que fue instalado hace una semana, que certifica si el material del contenedor es o no radiactivo gracias a unos cristales de germanio que tienen unas células que se activan cuando reciben radiactividad. Después, una vez en el camión, pasan por un pórtico que controla y certifica de nuevo que esta separación de materiales radiactivos se ha hecho bien.

El gran reto
Ahora están demoliendo el condensador y si todo va bien a finales de este año, Enresa se enfrenta a su gran reto: la vasija. Tendrán que segmentarla. De su desmontaje saldrán 200 toneladas de las que 43 se quedarán en el Almacén Temporal Individual (ATI) y el resto irán al Cabril, donde ya se han llevado 100 toneladas de cuando la planta aún operaba.
De aquí a 2015, cuando se espera que termine el desmantelamiento, habrán gestionado 104.000 toneladas de materiales, de los que 4.218 toneladas serán radiactivos. En su mayoría de baja y media actividad. Parte de estos residuos ya están en el ATI ubicado a menos de 300 metros de la central. Allí también se llevarán los residuos de alta actividad que se generen cuando comiencen las labores de desmontaje de la vasija, algo que comenzará a finales de este año y que concluirá en 2014. ¿Pero qué sucederá con los residuos de alta si en 2015 no hay ATC? Estos residuos quedarán en el ATI hasta su construcción, por lo que la zona no estará realmente limpia, de ahí que sea esencial su construcción ya.