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El tigre chino resucita en Sudáfrica

Una ex directiva de modas intenta resucitar en Sudáfrica al tigre de Amoy, un felino autóctono chino considerado el origen de todas las subespecies de este depredador y al que los científicos consideran extinguido desde 1994.

Un tigre de bengala en el zoo de Pekín larazon

Se lo considera extinguido "funcionalmente", lo que significa que su hábitat y sus presas, la flora y fauna de los bosques húmedos del sur y del este de China, han desaparecido. No así los casi 60 especímenes de Amoy que han nacido en zoos chinos, de un total de 5.000 incluidas otras subespecies como el siberiano, el bengalí y el indochino; en libertad se calcula que quizás una veintena, pero no ha sido avistado desde los 90. De los 100.000 tigres que había en todo el mundo hace cien años, apenas quedan 3.200 en su entorno original.El de Amoy, también conocido como de Xiamen o del Sur de China (Panthera tigris amoyensis), es un felino icónico de la cultura del país asiático hasta tal extremo que en 2007 fue objeto de debate gubernamental después de que un campesino de Shaanxi falsificara una foto y asegurara que lo había avistado.Para la mayoría de expertos el tigre de Amoy está técnicamente muerto, ya que aseguran que hasta ahora ningún programa científico de readaptación a la vida salvaje ha funcionado con grandes felinos."Me preguntaba por qué todas esas organizaciones me decían que no lo hiciera, y me pedían el dinero para salvar a otras subespecies", señala la fundadora de la ONG Save China's Tiger, Li Quan, después de mostrar imágenes de cómo los dos primeros tigres que envió a la reserva Laohu, en Sudáfrica, cazan su primer antílope.Li, ataviada con un vestido de punto beige combinado con collares y cinturones de oro en forma de felino, se preguntaba por qué todas las organizaciones destinadas a conservar al tigre la desanimaron desde que se volcó en su pasión hace diez años.Encontró la respuesta en la lectura de un libro, "El último año del tigre", con el que aprendió que "el tigre es el animal más político del mundo", ya que muchas organizaciones se aprovechan de su carisma para recaudar fondos, pero su conservación es tan cara -un antílope cuesta 200 dólares- que los fondos no alcanzan."La gente reaccionaba luchando por su territorio, por su tesis, por su título, y cuando vieron que no me podían controlar empezaron a atacarme de forma personal, decían que era una señora rica sin nada mejor que hacer", dice Quan, "estos diez años han sido muy difíciles, incluso ahora que estamos teniendo progresos".Li Quan nació en un año del Tigre, fue guardia roja durante la Revolución Cultural (1966-76), fue una flamante licenciada de la Universidad de Pekín y finalizó su MBA en Walton, EE.UU. Durante siete años fue directiva de marcas de moda como Gucci o Benetton, hasta que, con la ayuda de su marido banquero, decidió dejarlo todo por su mascota favorita, el tigre.Cuenta que desde niña le fascinaron los gatos, pero no fue hasta 1998, durante un viaje a Zambia, cuando descubrió que los turistas estaban dispuestos a pagar mucho dinero por fotografiar a los leones y que esos fondos se destinaban a la población local: "Me pareció un modelo increíble que podía implantarse en China".Después de muchos contratiempos y una fuerte inversión procedente de donaciones, en 2003 consiguió lo que todos creían imposible: trasladar a los jóvenes Hope y Cathay al estado sudafricano de Free State, donde Quan había comprado una granja de cabras abandonada de 33.000 hectáreas para reintegrar a sus fieras, ante la imposibilidad de hacerlo en China.Apoyo de famososFamosos como Michelle Yeoh o Jackie Chan apoyaron el proyecto, no está tan claro que Madonna y Tiger Woods, nombres con los que se bautizaron a otros dos especímenes emigrantes, también colaboren, pero sea como fuere Cathay se emparejó con Tigerwoods y alumbró a Huloo, y luego vinieron JenB, Coco, King Herry y Princess.Contra todo pronóstico y gracias a un excelente equipo científico, los cachorros han aprendido a cazar en libertad y están preparados para regresar a China, donde Quan negocia con las autoridades la recuperación de un ecosistema protegido posiblemente en dos provincias, Hunan y Jiangxi.Pero no todo han sido alegrías: Hope murió a los dos años de llegar a la reserva africana debido a su precario sistema inmunológico, una consecuencia de la endogamia de los supervivientes, que proceden de tan solo seis especímenes.Por este y otros motivos, científicos como Yan Xie, directora para China de la Sociedad para la Conservación de la Naturaleza, se cura en salud y recuerda que "ningún experto dedicado a la conservación de los felinos ha encontrado un método que funcione".Reconoce, no obstante, que el gobierno chino cometió el mismo error con el oso panda -intentar conservarlo en cautividad- y en la última década se ha centrado en investigar su cría en libertad: "Creo que vamos a llegar a la misma experiencia con los tigres".