Indonesia

Diario de un hombre lobo en Sitges: «Zombie walk» el festival está vivo

No todos los pases mañaneros –o sea, 8:30 h., para que haya quien diga que la prensa se lo pasa en grande en los festivales de cine, aunque sí, peor es picar en la mina- tienen la misma capacidad de congregación. Pero el de hoy, en sección paralela a la oficial, tenía nombre propio: "The Ward", lo nuevo de John Carpenter.

Los actores Manuela Vellés (i), Ana Wagener (2d) y Fernando Cayo (d), posan junto al director de cine Miguel Ángel Vivas (2i), durante la presentación de la película "Secuestrados"en el Festival de Cine de Sitges,
Los actores Manuela Vellés (i), Ana Wagener (2d) y Fernando Cayo (d), posan junto al director de cine Miguel Ángel Vivas (2i), durante la presentación de la película "Secuestrados"en el Festival de Cine de Sitges,larazon

Por desgracia, no pasa de ser una historia convencional de sustos psicológicos con final previsible ambientada en un pabellón psiquiátrico femenino: denle a un director con callo una chica muerta vengativa y alguna tormenta y tendrán un producto listo para estrenar, pero indigno del autor de "La cosa".

La otra proyección con apellido del día tuvo el encanto de inaugurar el ciclo de 3D de Sitges: "Amphibious", del "españolísimo"director americano Brian Yuzna, recuerda a las películas de monstruos de Ray Harryhausen y a las producciones de pantano y playa ochenteras, con todos sus defectos formales y sus carencias narrativas.

En mitad de una plataforma pesquera en Indonesia, los protagonistas se las verán con un bicho salido de las profundidades. Aunque, pese a disfrutarlo brevemente gracias a las gafas verdes, hay algo más claro que el agua desde las primeras secuencias: la cosa roza sin pudor la serie B y tiene pinta de ser carne de DVD. Dos decepciones, meras anécdotas en el historial de sendos veteranos a los que cabe pedirles mucho más.

En fin, olvidemos los malos ratos pasados en la sala para centrarnos en los buenos vividos fuera. Ayer, paseando por la ciudad, me topé con una curiosa escena. Cuando la lluvia no doblega a decenas de entusiasmados zombies bailando por la calle al ritmo de una macabra batucada, cabe pensar dos cosas: 1) ¡Corre! Ha llegado el Apocalipsis con el despertar de los muertos y has sido el último en enterarte; o 2) Tranquilo, estás en Sitges, y esto es sólo la muestra que el festival de cine fantástico está más vivo que nunca –y con más muertos por la calle- y de que despierta adhesión y complicidad entre el público e invitados.

La cita de ayer, por las calles de la ciudad, se llamaba "Zombie walk"y es eso: todo el mundo está invitado a pintarse y andar a zancadas como si acabara de salir del ataúd. El centro de Sitges se convirtió en una especie de carnaval. No todos los maquillajes eran perfectos, pero lo que cuenta es participar, como en los Juegos Olímpicos (bueno, aquí de verdad, no dicho con la boca pequeña). Me cruzo con unos novios cadáveres muy "salaos", y ya de vuelta al hotel me hace un guiño una zombie algo felina. Miau… Por si acaso, sigo: hay que contener al licántropo, y con esta luna…

Voy catando el espíritu del festival. Lo he dicho: hay cosas aquí que fallan, más de un detalle –más de dos y de tres- que la organización debería arreglar. Pero el entusiasmo que estos 43 años de certamen han contagiado en la ciudad y sus gentes es innegable. Me despido hasta mañana. Voy a retirarme a mis aposentos, no vaya a ser que acabe convertido en la cena de algún muerto.