Festival de San Sebastián
«Dans la maison» el lado ingenioso de Ozon por Carlos Pumares
Jornada de altos vuelos, cielo nublado y estrellas en cada esquina, aunque la decisión de darle uno de los premios Donostia a Oliver Stone ha levantado aquí cierto revuelo. La pregunta es ¿por qué? En la sala de proyección, con capacidad para 1.800 personas, apenas había 400, cuando el lleno diario es la norma. El público ha pasado olímpicamente del verborreico director. Fuera de concurso presentó «Salvajes», una cinta estúpida y grandilocuente sobre luchas de bandas por quedarse con el mercado de la droga. Ni siquiera tiene interés la relación sexual entre dos hombres y una mujer. Menos mal que también pudimos ver «El muerto y ser feliz», dirigida por Javier Rebollo, de extraño título pero con una soberbia interpretación de José Sacristán. Se podía haber ahorrado el director los varios finales alternativos, que parece que son una moda. «Dans la maison», de Ozon, también a competición, posee cosas interesantes, como todas sus películas. Está basada en la obra de teatro de Juan Mayorga «El chico de la última fila» y es un ejercicio de ingenio y estilo literario su argumento, con una buena interpretación de Fabrice Luchini y Kristin Scott Thomas. Una pena que esta entrenida cinta se estreopee al final.
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