Infraestructuras
Jorge Bellver: «Si ahora firmase licencias de obra en el Cabanyal me acusarían de prevaricación»
«La Orden Ministerial es taxativa. Prohíbe «cualquier actuación». «Se están cargando el barrio»
Valencia- Llegó el día. El AVE es una realidad, el Parque Central en marcha...
-Será la transformación más importante de Valencia este siglo. La llegada del AVE es un mérito de todos, pero que se mantenga la centralidad de la estación y que sea soterrada, es un mérito de la alcaldesa Rita Barberá. Posiblemente hubiera podido cerrar un proyecto mucho antes, pero puso condiciones, quiso que fuera un Central Park y no un Manhattan.
-¿Va a entrar el Ayuntamiento en la guerra de méritos políticos abierta por la Generalitat y el Gobierno central?
-No vamos a perdernos en divagaciones, ni en disputas estériles. Estamos empeñados en no perder ni una de las oportunidades que va a generar la alta velocidad.
-En momentos de crisis ¿se aseguran los plazos de ejecución del Parque Central?
-La situación económica es muy complicada, pero vamos a buen ritmo respecto a lo señalado. Ahora es el Ministerio de Fomento el que tiene la responsabilidad de conseguir la financiación necesaria para sacar adelante los soterramientos. Confío en que lo haga.
-¿En qué puesto en la lista de prioridades está el Corredor Mediterráneo?
-Tenemos el compromiso de Fomento de que es uno de los objetivos estratégicos nacionales.
-¿Y si falla la confianza? ¿Existe un Plan B?
-El Ayuntamiento no puede tener un Plan B en actuaciones que dependen de la Administración central. Los argumentos son tan demoledores, que no puede haber contraargumentos.
-Esta sintonía con Fomento no existe con Cultura ¿personalidades distintas?
-Absolutamente. La alcaldesa tiene una relación muy fluida con José Blanco, con el que se puede hablar, pero hay otros con los que no. Y en ese momento tienes que echar mano del delegado del Gobierno, pero Ricardo Peralta no cumple ese papel. Pasará a la historia como uno de los peores, porque ha hecho prevalecer su posicionamiento político frente a otras cuestiones. Su trabajo debería ser facilitar las relaciones entre el Gobierno de España y las Administraciones local y autonómica, pero no lo ha hecho.
-¿Puede ser Joan Calabuig un interlocutor válido?
-Eso lo tendrá que demostrar. Para mí, no ha hecho ni dicho nada positivo por Valencia. Podré valorar su forma de trabajar el día 23 de mayo, cuando esté sentado en los bancos de la oposición, aunque me temo mucho que no va a suponer ningún cambio.
-Bueno, de momento ha dicho que apuesta por una prolongación «consensuada» de la Avenida Blasco Ibáñez.
-¡Que no me venga con cuentos! No puede presentarse como un candidato que no tiene nada que ver con el PSOE o el PSPV. Este señor es su candidato. Para que le crea, lo que debería hacer es ir a hablar con la ministra de Cultura (Ángeles González-Sinde) que firmó la orden de paralización del plan del Cabanyal y convencerla de que dé marcha atrás y la retire. Si hace eso, cambiará mi opinión sobre él, pero no confío nada. Y otra, no puede venir ahora anunciando que si gana las elecciones les quitará los escoltas y los coches oficiales a los concejales. Sus concejales, hoy por hoy, aún no han renunciado a ello.
-Pero es que aún no son «sus concejales».
-Esa es la gran trampa. Pretende que le veamos como algo distinto, pero es el candidato del PSPV, que es el que lo ha elegido. No he sido yo, ni ha sido él. Tiene que tomar decisiones ya, y no esperando el día después. Se tiene que posicionar sobre asuntos como el Cabanyal. Carmen Alborch ya dijo cuál era su postura, ahora debe hacerlo él.
-Se rumorea que nueve concejales socialistas no repetirán en la próxima legislatura ¿a quién va a echar de menos?
-Todos ellos son magníficos concejales que han representado muy bien a su partido, y no estoy siendo irónico. Hoy en día, es muy difícil ser concejal socialista en el Ayuntamiento de Valencia, sobre todo cuando en Madrid tienes un partido nacional que está atacando no los intereses del PP, sino los de los valencianos. Y también es muy difícil cuando tu partido a nivel autonómico no tiene claras las líneas de actuación.
-¿Por qué no se está actuando en el Cabanyal?
-La Orden Ministerial es taxativa. Habla de prohibir «cualquier actuación» . No dice: «las licencias de obra». Ahora que está tan de moda esto de las prevaricaciones y las imputaciones de políticos, si yo firmase cualquier licencia, cualquier vecino podría irse al Juzgado de Guardia y acusarme, y el juez le daría la razón.
-Pero algunos vecinos aseguran que sí se están dando licencias para pequeñas obras.
-Le aseguro que no. Solo se están concediendo las que tienen que ver con seguridad. Solicitamos a los tribunales que se paralizara solo en el ámbito del BIC, no de todo el Pepri (Plan Especial de Protección y Reforma Interior), pero entendieron que la Orden del Ministerio afecta a toda la zona. Hasta ahora, cada uno de los doce pronunciamientos judiciales ha supuesto una paralización, pero solo en el ámbito BIC y es lo que pedimos. Les pedimos que no sean bestias, que se están cargando el Cabanyal.
De «barbaridades» políticas
No se aventura a dar la fecha del fin de la crisis, pero sitúa a Valencia en el grupo de las ciudades que lo están llevando mejor. Dice que ayuda que financieramente esté «muy saneada» y recuerda que a otros ayuntamientos no les llega ni para pagar las nóminas. Miedos tiene. Uno de ellos, que «por egoísmo electoral», el Gobierno central no rectifique unas decisiones económicas que limitan la inversión pública. Asegura que si se aplica la propia regla de tres del Ejecutivo de Zapatero, mal pinta. «Si dijeron que con su plan se iban a crear 800.000 puestos de trabajo, si lo paralizan, se destruirán 800.000 empleos». Y de ahí le nace esa indignación - «¡una barbaridad!» - disuelta en incredulidad - «no confío en que cambie de opinión»- que le lleva de cabeza.
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