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Música

Barcelona

Casi todas las canciones hablan de él

La culpa la tiene su madre, que pensaba que aprender solfeo es tan bueno para evadirse como apuntarse a un equipo de fútbol. Con doce años tocaba la guitarra y el piano, y pasaba las tardes con sus amigos en Málaga soñando con hacer canciones.

Alborán podría ser, ya lo dicen algunos, el nuevo Alejandro Sanz larazon

 «Cuando llegaba mi cumpleaños, en vez de un Action Man, me pedía un micrófono», cuenta. A los 18 se marcha a Madrid a estudiar publicidad. Le gustaba la carrera, pero seguía colgando sus canciones en YouTube, que, de alguna forma, llegaron a sumar tres millones de visionados.

«Yo soy el primero que no se lo explica», dice Alborán, que acaba de fichar por EMI para publicar disco, homónimo. Incluso Kelly Rowland se dejó llevar por la ola en la red y le definió como «un gran talento». Cuando se le pregunta por todo esto, le parece «normal» que se desconfíe de un disco con un chaval de 21 años en la portada. «Me queda mucho por aprender, y cuando esto pase un poco, voy a volver a estudiar música», asegura con una fe inusual, con la pasión del que no está maleado.

Escribe su letra y música

En sus temas, pocas revoluciones pero muchos resultados. Baladas de amor adolescente y aire aflamencado que ya son «número uno» en iTunes y la esperanza de su discográfica, que pasa una dramática situación y espera rentabilizar el fenómeno del «nuevo Alejandro Sanz». Pero Alborán sorprende: «Lo de los discos se va a terminar, se dejarán de vender como se dejó de hacer Súper 8 o el vinilo. Lo que hace falta es que haya un modelo justo porque el ‘‘todo gratis'' no sirve, pero la música no va a desaparecer por la ‘‘piratería''».

Todos los temas llevan su firma. Letra y música. Él grabó las primeras maquetas y las colgó en internet sin registrarlas. «En mi estudio casero yo mismo tocaba las líneas de bajos, las baterías, y las colgaba en internet. Me podrían haber copiado las canciones, así de inocente era», cuenta. Los arreglos del disco son de Manuel Illán, su productor, que le han dado el tono «de banda sonora que yo quería». «Porque muchas canciones del disco hablan de mí, de relaciones sentimentales, de situaciones de las que me resulta más difícil hablar que cantarlas, aunque sienta cierta desnudez», relata. ¿Y es verdad que la gente llora en sus conciertos? «Bueno, es que a veces lloro yo también cuando veo que la gente vive las canciones. Casi siempre salgo al escenario con tembleque en la voz».

De momento, la carrera del debutante ante el gran público promete dar resultados en directo: visita ocho ciudades con todas las entradas agotadas y doblete en Barcelona. Serán Madrid (8 de febrero), Toledo (9), Salamanca (10), Alicante (16), Valencia (17), Zaragoza (18), Barcelona (19 y 20) y Puerto de Santa María (25), donde ofrece conciertos de presentación del disco. «Tengo mucho que aprender y sólo me interesa la música». Buen comienzo.


Una ecuación que resolver
Si las discográficas grandes han reducido notablemente el dinero que invierten en jóvenes promesas, la situación económica de muchas de ellas, debido a la «piratería», acerca la cifra a porcentajes ridículos. Casi ninguna de las multinacionales apuesta por un grupo que sale de la nada. De hecho, el plantel de artistas nacionales de EMI, la «grande» que se encuentra en la situación más delicada, no es precisamente el de un dechado de «juventud española», sin ofender. Macaco, Amaral (en la imagen), Bunbury, El Arrebato, Bebe, Luis Eduardo Aute o Raphael, entre otros, confirman la ecuación de que grupos jóvenes igual a descargas por internet. Aunque excepciones como Zenttric y Alborán tratan de demostrar lo contrario.