París
«Por qué sólo un mocoso como yo está en Cannes»
Oliver Laxe, único director español en el Festival, contento con la acogida de «Todos vos sodés capitans» capitans»
Era el único director español invitado este año a Cannes, y aplicamos el pasado porque la prensa gala acaba de convertirlo en francés, lo que no le hace ninguna gracia: «Es la manía que tienen de nacionalizar lo que les interesa», declara Oliver Laxe, satisfecho con las buenas críticas que estos mismos diarios le han dedicado. Hijo de inmigrantes españoles en París, regresó a España con siete años y ahora se ha exiliado voluntariamente a Tánger. Allí jugó al cine con los niños de una asociación de acogida de menores en exclusión social y así lo muestra en «Todos vos sodés capitans» («Todos vosotros seréis capitanes»), una provocación amable sobre cómo y por qué se hace cine. El filme tiene textura de documental, un trabajo «en el que el juego y la ficción soy yo», reivindica el director que ha participado en la Quincena de realizadores. «He vivido con ellos –con estos niños huérfanos o cuyos padres tienen problemas de alcoholismo– cosas extremas que, como persona, me tocaron, pero que no me interesaban como artista. No quise estilizar el sufrimiento, que es lo que haría el noventa por ciento de los cineastas españoles». Poco contemporáneosAsí justifica este manifiesto en favor de su profesión –«no comparto las quejas continuas de algunos directores»– en el que los pequeños cuestionan las intenciones del propio realizador, casi siempre en cuadro durante el filme. No es lo único que le separa de sus colegas nacionales: «El problema del cine de España es de información. Los autores no se adscriben a la contemporaneidad. Hay como una especie de microclima retroalimentario. Un ejemplo es el hecho de que mi película sea la única que esté en Cannes. Hay que reflexionar sobre por qué sólo un mocoso como yo ha llegado hasta aquí». Discípulo de Jordá y admirador de Javier Rebollo, Albert Serra y los grandes innovadores como Tarkovski, Bresson y Kiarostami, opina, sin emabrgo, que «la vanguardia se ha retroalimentado tanto que el poeta escribe para el poeta. Por eso pronuncio tanto la palabra artista, porque está muy denostada y quiero revitalizarla. Contrariamente a lo que se pueda pensar, mi película es muy generosa con el público», asegura este joven de 28 años con un discurso inusualmente bien articulado en estos tiempos de frases incompletas en las entrevistas. Aunque, como vemos, aboga por no echar al público de las salas por pura autocomplacencia de quien firma las películas, reivindica un camino propio y lejano de los filmes de entretenimiento: «No sé por qué al fotógrafo y al pintor nunca se les califica de experimentales y al cineasta sí», reflexiona. De Santiago a MarruecosEste verano quiere rodar su segundo filme, que arrancará en la Catedral de Santiago de Compostela y acabará en Marruecos, cerca del desierto, pero no tiene prisa: «No participo de la urgencia del tiempo industrial. Si la película es necesaria, tarde o temprano será vista». Tampoco le preocupan las llamadas de los productores: «Quiero demostrar que se puede hacer cine de autor con unos presupuestos industriales, es decir, subvencionados, porque la palabra industrial para el cine español es peligrosa».En palmitas- En Cannes no sólo se ve «glamour», también buenas intenciones. O ambas juntas: las estrellas se dejaron caer por la cena de amfAR para recaudar fondos en la lucha contra el sida. Allí estaban Mick Jagger, Russell Crowe, Jennifer López y Grace Jones (en la imagen), entre otros.- Muy «vampy» apareció la cantante del grupo estadounidense The Gossip Beth Ditto, con un vestido años 20 de plumas y la cara en vivos tonos blancos y negros. Fue en el estreno del filme de Rachid Bouchareb.
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