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Detalles exclusivos

Tamara Falcó le cuenta a Joaquín los momentazos de su boda y el accidente que siempre ha callado

Algo sucedió con sus zapatos de novia que casi echa al traste su enlace. Pero fue todo perfecto, aunque los cócteles embriagaron pronto el ambiente

Tamara Falcó con Joaquín Sánchez El Novato

Tamara Falcó ha recibido el encargo de Joaquín Sánchez para adoctrinarle en cuestiones de protocolo para convertirse en el perfecto anfitrión. Este es el leitmotiv del nuevo capítulo de ‘El Novato’, en Antena 3, pero pronto la conversación derivó a la boda de Tamara Falcó, pues el programa fue grabado poco después. La marquesa de Griñón se ha sentido cómoda con el exfutbolista y le ha contado muchos detalles sobre su boda conÍñigo Onieva. De hecho, ha llegado a contar cosas que hasta la fecha no había dicho y que incluso algunos de los invitados al enlace nunca han sabido. Fue un día mágico para la pareja, que había luchado mucho para llegar hasta el altar, pero parece que la espera mereció la espera, al descubrir el especial recuerdo que la novia aún atesora.

En mi boda me lo pasé fenomenal. Fue mejor de lo que me lo imaginé. La verdad es que fue súper bonito. Nuestra boda la empezamos a planear en enero y son muchos meses de preparación, mucha gente trabajando en ella. Y cuando llegó el momento, ver a la gente que quieres, bien arreglado, que se ha tomado su tiempo, sonando la música…”, comienza a detallar Tamara Falcó siempre con una sonrisa en el rostro. Además, un plus fue el buen tiempo que les acompañó: “No nos hizo tanto calor, que al final me casé un 8 de julio y ahí podía haber hecho un calor importante. Pero la ceremonia fue preciosa, se me pasó volando, fue todo muy bonito. No estaba nerviosa”.

Quizá no hubo lugar a los nervios, porque todo lo que podía salir mal antes de la ceremonia ya sucedió y puso su talante a prueba: “Te voy a contar una cosa que nunca se supo. Cuatro días antes de la boda se quema el camión de mensajería que llevaba mis zapatos de la boda. Me los habían hecho a medida y yo llamando porque no habían llegado para la prueba. Los zapatos estaban incinerados, insalvables. Yo digo, como de esto se entere la prensa ya veía el ‘mal de ojo’ o la ‘mala suerte’ en los titulares”. Y es que, como recuerda el propio Joaquín, los imprevistos se amontonaron y “hubo unas pocas de señales para que no te casaras”. Ella ahora se ríe, pero reconoce que fue complicado, aunque “cuando más esfuerzo me cuesta algo, más me esmero y al final se hizo. Fue un poco un reto, porque fueron pasando cosas”.

Así, Tamara Falcó recuerda cómo se produjo un robo de joyas que “eran de algunas de mis invitadas”. También tuvo problemas con el vestido que iba a lucir. No le gustó porque “no acabamos de encajar las diseñadoras y yo. Mi idea era la misma que le mandé al siguiente diseñador, todo el mundo trabaja con inspiración y después me encontré con el comunicado de prensa tan agresivo”. Pero las malas vibras con su primera opción comenzó “ya en las pruebas previas, que habían sido tensas”. Por suerte encontró quién se hiciese cargo de su vestido nupcial en Nueva York y ahora cree que fue un acierto rotundo: “Fue un milagro. Al final mi vestido me encantó y a mi madre cuando lo vio también le encantó. Se ha dicho mucho que se lo copié a la reina Letizia, pero no tiene nada que ver”, matiza ahora. Para ella, verse vestida de novia fue algo mágico: “Cuando me vi la primera vez con el velo, me dije, anda que soy la novia”.

Dolorosas ausencias para Tamara Falcó en su boda

Al enlace acudieron 400 invitados, aunque a ella no le parecen tantos, pues sus padres se casaron ante 1.000 personas. “Pues no se hicieron demasiados, se pasó volando después, lo dice todo el mundo. Yo me quedé perfecta. A mí me encanta haber disfrutado de ese momento y, a lo mejor, si lo llegamos a hacerlo más largo, mayor margen de error, pero de verdad, fue de los mejores días de mi vida, si no el mejor”. Sin embargo, le pesaron mucho las ausencias, especialmente la de su padre, Carlos Falcó, que falleció en marzo de 2020 víctima del coronavirus. “Le eché mucho en falta y la verdad es que se lo hubiese pasado fenomenal. Lo habría disfrutado, porque es muy disfrutón. Me habría llevado al altar él, le habría hecho mucha ilusión. Pero yo no creo que la vida acabe aquí, estoy segura que él estuvo presente. Creo que mi padre está en un sitio mejor”, reconoce.

Tamara Falcó junto a su padre, Carlos FalcóInstagram

Tampoco pudo asistir su tío, Fernando Falcó, quien también murió en 2020 pocos meses después. Quizá menos excusa tenía Enrique Iglesias, aunque Tamara Falcó resta importancia a este gesto. El cantante no ha ido a ninguna de las bodas de sus otros hermanos, porque “siempre ha sido muy tímido, sorprendentemente, porque canta en estadios, pero después es de su grupito pequeño, muy para dentro. Pero bueno, me mandó mensajes preciosos. Tuvo unos gestos muy bonitos”.

Los grandes momentazos de una boda mágica

Los 400 invitados de Tamara Falcó e Íñigo Onieva disfrutaron a lo grande del enlace celebrado en la fina El Rincón. Especialmente porque el ambiente estaba embriagado: “Iñigo se había empeñado en que hubiese cóctel desde el principio. Pero había gente que se reservó para la cena, total, que allí había cuatro cosas para comer. Se empezó a coger una todo el mundo, porque los cócteles estaban buenísimos… A mí no me entraba la comida y fíjate que he sido siempre súper comilona, pero ese día estaba tan contenta, tan emocionada que no. Bailé mucho”, recuerda la marquesa dejando a Joaquín atónico, al imaginarse el estado de algunos invitados. Dice que bailó mucho y es que reconoce que “dimos clases de baile antes. Nos hizo una profesora una versión chiquitita, porque no me daba tiempo a aprenderme y eso, que podemos meter la pata en cualquier momento. A mí se me hace pesado cuando he ido a otras bodas ver a los novios bailar durante cuatro horas y todo el mundo alrededor. El nuestro duró tan poco que por ejemplo el padre de Íñigo ni nos vio”.

Pero, para Tamara Falcó, “el momentazo de la boda fue la ceremonia, porque para mí es como si estuvieran todos los ángeles allí, la Virgen María que siempre me ampara. Entonces pusieron un San José que bueno hicieron una broma con San José. Íñigo de repente lo había puesto en una hornacina arriba, eso no estaba planeado, surgió”. Pero de la ceremonia recuerda muchos detalles como “la música, ver a todos mis hermanos, con mis sobrinos y la familia de él… fue precioso. Íñigo también se lo pasó fenomenal y desde el principio tuvimos mucha complicidad desde que nos sentamos. Yo recuerdo verle al fondo y cuando llegué se le iluminó la cara y yo iba intentando no matarme con el vestido y hacer como que iba fenomenal… es que el vestido pesaba 15 kilos”.

Pero quizá, lo que llegó incluso a sorprender a la propia Tamara Falcó, fue el cierre con un espectáculo de drones al más puro estilo Olimpiadas, como ella recuerda: “Iñigo me había preparado una sorpresa. Yo sabía que habría un show de drones”, pero se esperaba otra cosa. Al ver el primero levantar el vuelo, pensó que era “una porquería, porque llevaba hablando de los drones ni se sabe y era más como un mosquito que se aleja”. Pero se hizo la magia cuando “a dos kilómetros salen como 200 drones y empezaron a hacer dibujos, la T, la F, la I, la O. hicieron El Rincón. Es espectacular en vivo y con la música, se movían con la música y yo nunca lo había visto”, recuerda con especial ilusión.