Resuelto el misterio
Tomás Terry: «Yo le presenté a Julio Iglesias a Isabel Preysler»
Habla el empresario que se convirtió en el «hombre misterioso» de la cena en la que también estuvo Alfonso Díez
Desde que Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa dejaron de entenderse sentimentalmente, la agenda de ambos sufrió un cambio radical. El Nobel volvió a sus quehaceres intelectuales, entró en la Academia Francesa de la Lengua con el Rey Juan Carlos como su invitado especial y mostró su unidad familiar. Había vuelto al redil y era su hijo o sus amigos de Lima los que publicaban imágenes de la fraternidad entre todos los Vargas Llosa, incluyendo a Patricia, la que fuera su mujer durante cincuenta años. La boda de la nieta volvió a mostrar que, tras la tempestad que supuso su romance con la socialité filipina, llegó la calma.
Por parte de Isabel Preysler teníamos muy poca información. Apareció en el Teatro Real con su hija Tamara Falcó, para dejar constancia de que la ópera también le gustaba, aunque ya no estuviera con el escritor. Mientras fueron pareja acudían a todos los estrenos. Hay que recordar que el Nobel de Literatura forma parte del patronato de la entidad musical y, por lo tanto, su devoción por este tipo de música le viene desde su juventud en París. Él mismo contaba que en aquellos años de estudiante con pocos recursos iba a la zona más barata de los teatros que se conoce como el gallinero.
Salvo estas salidas poco o nada se sabía de su vuelta al mundo «single», hasta que hace unos días trascendió que había estado cenando en un restaurante de la zona de Chamartín con Alfonso Díez, el viudo de la duquesa de Alba; Nuria González, y un tercer hombre del que solo se sabía que era bastante elegante. Las especulaciones sobre la posibilidad de que el funcionario jubilado fuera la nueva «ilusión» de Preysler convirtieron ese encuentro gastronómico en noticia. Los que conocemos y hemos tratado al viudo sabíamos que era una historia descabellada, por mucho que se insistiera.
Algo parecido a lo que sucedió hace unos años cuando se llegó a decir que el viudo tenía una amistad importante con la Reina Doña Sofía, cuando el único contacto que tuvieron fue tras la muerte de Cayetana. Alfonso, hombre cauto, no dio explicaciones y, por lo tanto, la trayectoria del rumor fue flor de un día.
Ahora ha vuelto a suceder lo mismo y el exfuncionario no ha querido hablar ni comentar nada sobre la cena. Una vez que la posibilidad de que ese encuentro fuera el inicio de un romance se desvaneció, lo importante era saber quién era el tercer hombre, como se llamaba la célebre película de intriga y espionaje de Orson Welles. Una vez que Beatriz Cortázar lo contó en la «Crónica Rosa» de Federico Jiménez Losantos, lo importante era hablar con el protagonista.
Y este no era otro que Tomás Terry, uno de los hombres más elegantes y con la mejor agenda de contactos dentro y fuera de España. Durante años ejerció como el mejor relaciones públicas del salón Internacional del Caballo. Por allí pasaron gracias a él, Gina Lollobrigida, Bo Derek, Sofía Loren, Catherine Deneuve o Jacqueline Bisset entre otras «celebrities». Ahora está asombrado de la repercusión de esa cena en El Qüenco de Pepa que él describe como lo más natural. «Vine a Madrid a una revisión de los ojos en el instituto Fernández Vega. Me lo recomendó en su día Nuria (González) y aproveché para vernos también con Isabel, que es amiga desde hace tanto tiempo que ni me acuerdo. Yo le presenté a Julio Iglesias, con lo cual echa años atrás de esa relación», cuenta a quien esto escribe.
Cena en El Qüenco de Pepa
Alfonso Díez se unió al grupo y ese fue el protagonismo para otros comensales que fueron testigos de la cena. Era el caballero con más visibilidad mediática. «Con Alfonso he tenido relación a través de los Colonques y los viajes que hacíamos con Porcelanosa. Y por supuesto cuando se casó con Cayetana. Isabel me comentó que estaba encantada con salir a cenar pero sin mucha gente y a un sitio tranquilo. Y esa es la historia. A Alfonso le han colocado como “ilusión” y a mí como el hombre misterioso», comenta.
Según cuentan fuentes cercanas la socialité tiene ganas de volver a retomar su vida social y este encuentro a cuatro ha sido tan solo un aperitivo.
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