Celebración prenupcial
José Luis Martínez-Almeida: Una pedida de mano como manda la tradición
El alcalde de Madrid y Teresa Urquijo reúnen a sus respectivas familias para sellar su compromiso antes de la boda
José Luis Martínez-Almeida se tomó con calma el casamiento, pero una vez decidido, no va a dejar escapar un detalle. La ocasión lo merece y también la alcurnia de su prometida, Teresa, hija de Lucas Urquijo y Fernández de Araoz y de Beatriz Moreno de Borbón, hija a su vez de Teresa de Borbón. Como hombre tradicional confeso, el alcalde de Madrid sigue a rajatabla las costumbres que imperan en estas cuestiones y, después de asegurarse el «sí, quiero» en privado, el pasado 5 de enero, mañana sábado celebrarán la pedida de mano oficial previa al enlace, el próximo 6 de abril.
Como ya avanzamos, el acto tendrá lugar en Los Molinillos, la finca propiedad de su abuela paterna, Piru Urquijo, ubicada en Navalagamella, a 50 kilómetros de Madrid. Es el punto de encuentro habitual del clan y ahora reunirá a las respectivas familias de los futuros contrayentes. Jaime Urquijo Zobel de Ayala y Alexandra Suárez también la eligieron en 2019 para su boda.
Desde el Ayuntamiento informan a LA RAZÓN, que «será una reunión familiar, privada y discreta». Aunque es el primer alcalde madrileño que se casa en el ejercicio de su cargo, no está previsto que ninguna de las celebraciones que rodean a su enlace trasciendan su ámbito más íntimo. Desde el comienzo del noviazgo, el alcalde ha sido muy precavido a la hora de ofrecer detalles, pero sin perder su habitual sentido del humor y entendiendo la expectación que despierta su boda.
Mañana se conocerán los regalos que intercambiarán, un ritual casi obligado. Si siguen el protocolo, él le ofrecerá el anillo de compromiso y la familia del novio otra joya que, seguramente, lucirá el gran día. Si lleva diamantes, un material extremadamente resistente, será buen augurio de un amor imperecedero, según la tradición. También es común que la novia y su familia le correspondan con un reloj, que también formará parte de su atuendo nupcial.
¿Quién arropa a Martínez-Almeida en estos entrañables momentos? En primer lugar, sus hermanos. Es el menor de seis y, según explicó a LA RAZÓN hace un año, le hacen sentirse «especialmente privilegiado y mimado». La familia es un pilar fundamental y adora a sus sobrinos «como si fuesen esos hijos que Dios no me ha dado». De momento. De sus seis ahijados, cuatro son hijos de hermanos y otros dos de amigos. Para todos es «tío Pepito», una figura muy querida. Por edad, con la mayor, Marta, de 23 años, se permite largas conversaciones, a pesar de que el primer pañal, según contó, se lo puso del revés.
Pero quien acapara mayor atención en estos meses previos a la fecha nupcial es Teresita, como llaman en la familia a la novia. Uno de los secretos mejor guardados, como debe ser, es el vestido que lucirá el día de su boda. ¿Será el mismo que llevaron su abuela y su madre, Beatriz? ¿Adornará su cabello, como hicieron ellas, con la joya de la familia, una tiara collar de diamantes y rubíes de 1936, obra de Marcel Chaumet?
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