Opinión
La crónica de Amilibia: Nada le puede poner colorado, Teresa
Antes de que las urnas andaluzas cantaran por bulerías, Teresa Rodríguez, líder de Adelante Andalucía, dejó dicho para la historia: «Queremos una fuerza andalucista que le pueda poner la cara colorada a Pedro Sánchez». Pues va a tener que esperar, y eso que la filóloga llevaba en su programa propuestas tan atractivas como permisos retribuidos para los funcionarios cuando se les pongan enfermas las mascotas. Que el perrito tiene diarrea, nada, quédate en casa a prepararle arroz blanco y compota de manzana, porque el pescado al vapor no lo va a querer. Que el gatito está deprimido, nada, por lo menos una semana sin separarte de su lado, leyéndole las aventuras de «Soseki» de Fernando Sánchez Dragó, a ver si sonríe como el gato Cheshire de Alicia.
Me habría gustado que Teresa alcanzara un mejor resultado, mayormente para comprobar empíricamente si en realidad existe algo que le pueda poner la cara colorada a Él. Difícil: no se pone colorado ni cuando escucha a María Jesús Montero decir que «el Gobierno rechaza la lectura nacional de las elecciones andaluzas», o sea, que ni hablar de extrapolar, que lo regional se queda en las regiones y ya está. Y menos ahora, cuando Él está haciendo un cursillo de guía turístico en la FP para quedar natural, fresco y lozano en la docuserie que le graban en la Moncloa mientras enseña los tapices a los visitantes, programa en el que Él tiene puestas tantas esperanzas como Irene Montero en Rociíto y su «En el nombre de Rocío», a ver si ahora acaban con el heteropatriarcado de Ortega Cano.
¿Colorado? Nada, Teresa. Y mucho menos con la morenez que alcanzará este verano entre Doñana y Lanzarote. Así arrebata a Ursula von der Leyen.
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