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Los 75 años no cumplidos de Rocío Dúrcal

La cantante falleció hace 13 años

Rocío Dúrcal larazon

A Rocío Dúrcal le gustaba celebrar en familia todos sus cumpleaños. Hoy sería un día muy especial en su casa de Torrelodones, porque habría cumplido 75, pero un cáncer acabó con su vida el 25 de marzo del 2006 cuando todavía le quedaban muchas ilusiones y proyectos por hacer. A pesar de su enfermedad, Marieta, como la conocíamos los amigos, era una mujer optimista y alegre que nunca se dio por vencida. Recuerdo una ocasión, ya en sus últimos meses de vida, en la que me la encontré en unos grandes almacenes, llevaba puesto un pañuelo en la cabeza que ocultaba los rigores de la quimioterapia, pro no dejaba de sonreír, esa sonrisa suya cautivaba a cualquiera. Durante el tiempo que estuve con ella, varias personas se acercaron para pedirle autógrafos. No quería hacerse fotos en su estado, pero cedió ante los ruegos de una mujer de avanzada edad. Así era Marieta, cercana, humilde, cariñosa...

Al despedirnos, quedamos para vernos más adelante en su “bunker” de la sierra madrileña, un chalet que más bien parecía una fortaleza. Allí habíamos vivido, junto a su marido Junior, largas veladas bañadas por gin tonics y risas, pasaban las horas sin apenas darnos cuenta. Nuestra última juerga acabó a las cinco de la madrugada entre rancheras y aplausos. Solo éramos cinco pero parecíamos un nutrido público entregado totalmente a la mujer y a la artista. Y es que, Rocío se lo merecía todo. De aquella inolvidable jornada guardo una foto en la que estamos abrazados, y su cara de niña grande no denotaba lo que le depararía años más tarde el injusto destino.

Trece años después de su fallecimiento, la gente la recuerda como la “estrella” que fue, es como si no hubiera desaparecido y siguiera entre nosotros. Es imposible olvidar a quien tanto nos regaló en vida. Y me gustaría aclarar de una vez por todas una leyenda urbana que enfrentaba a Rocío a Marisol, las dos grandes ‘estrellas” infantiles de una época en la que los españolitos de a pie bebían los vientos por una u otra. Nada más lejos de la realidad. Fueron amigas y se admiraban mutuamente, nunca se sintieron rivales.

Su biógrafo, José Aguilar, es pieza esencial en el capítulo que “Secretos del corazón”, dedica a Rocío Dúrcal, un programa que veremos en Antena 3 en un futuro próximo. José desvela que “Marieta tenía mucha fortaleza, era muy valiente, y siempre confió en que se curaría, nunca llegó a pensar que podía morir, y eso le daba fuerzas para salir adelante. Se apoyaba en su marido y sus hijos, les quería a todos por igual, aunque Carmen era su “mano derecha”, la que dejó su carrera de actriz para estar con su progenitora, eran madre e hija, pero también amigas y confidentes”.

La familia parecía perfecta hasta la muerte de la matriarca, la herencia separó a quiénes nunca demostraron discrepancias. Marieta, al igual que su amiga Rocío Jurado, jamás habría imaginado que un testamento causara tal cisma. Junior y sus tres hijos, se enfrentaron por discrepancias en el reparto, hasta que la cordura devolvió la calma. Shaila, la hija pequeña, fue clave en esa reconciliación tan esperada.

Añade Aguilar que “ Marieta aglutinaba a su alrededor a todos los suyos, era la protectora, la que arreglaba cualquier desaguisado”.

Llevaba trabajando desde sus quince años y supo invertir sabiamente en propiedades y efectos personales de gran valor. Junior se empeñó en administrarlo todo, y al principio hizo caso omiso a las pretensiones de sus hijos, que deseaban recibir la herencia lo antes posible.

Antonio Morales “Junior” fue un hombre muy especial. Dejó atrás una exitosa carrera musical para volcarse en cuerpo y alma en el cuidado de su esposa, la quería con locura y lo compartían todo. Tras perderla, vivó una etapa marcada por la depresión más profunda y la soledad más absoluta. “No tengo ganas de vivir”, me confesó llorando en una ocasión, “me he quedado muy solo, quiero mucho a mis hijos, sí, pero el vacío que ha dejado en mi vida Marieta, no lo puede llenar nadie”. Los que conocimos desde dentro la felicidad que rodeaba aquel matrimonio éramos conscientes de la verdad de esas frases cargadas de tragedia.

María de los Angeles de las Heras Ortíz, o Rocío Dúrcal, tuvo muchos apodos a lo largo de su vida profesional, desde “reina de las rancheras”, a “la señora de la canción”, “la española más mexicana” o “la diva de divas”. México le abrió las puertas cuando en España empezaba a decaer el éxito, y allí fue venerada y querida por miles de fans que la sentín como propia.

Rocío cantaba rancheras, baladas, boleros, copla andaluza, tangos, salsa e incluso jotas y flamenco, se atrevía con todo y nada se le daba mal.

Se calcula que ha vendido más de cien millones de discos en todo el mundo.

En uanto a su carrera interpretativa, se quedó con las ganas de protagonizar una película con su hija Carmen. Su biógrafo descubre que “ese proyecto no se llevó a cabo por las exigencias de Junior, que controlaba la carrera de su mujer. De no haber estado él por medio, la película se habría rodado sin problemas. Meses antes de morir, Marieta me confesó que echaba mucho de menos el cine...”

En el recuerdo quedan canciones como “Fue tan poco tu cariño”, “Déjame vivir”, “Más bonita que ninguna”, “La gata bajo la lluvia”, “Me gustas mucho”, “Amanecí en tus brazos”, “Si nos dejan”... que enriquecen una trayectoria musical inolvidable. Y películas como “Canción de juventud”, “Rocío de la Mancha”, “La chica del trébol”, “Más bonita que ninguna”...

En un día tan especial como hoy los recuerdos fluyen a la mente como si el ayer permaneciera inalterable con el paso del tiempo.