Reus
La depresión pasó factura a Manuel Mota
Tan sólo los familiares y amigos más cercanos del director creativo de Pronovias acudieron ayer al funeral celebrado en Reus, su ciudad natal
Tal y como él quiso. En la intimidad. En familia. Con sus padres, su novio, su hermana y unas cincuenta de las personas más cercanas al diseñador. Todo al pie de la letra que dejó impresa en una de las cartas que encontraron el martes junto a su cuerpo sin vida en el Centro de Atención Primaria de Sitges. La ceremonia civil para dar el último adiós a Manuel Mota tuvo lugar en el tanatorio de Reus (Tarragona), su ciudad natal y en la que pasó sus años de adolescencia. Al terminar, y tras escuchar el tema «Imagine», de John Lennon, los restos mortales del que fue durante 23 años el director creativo de Pronovias fueron incinerados en el cementerio de la ciudad tarraconense. A través de un comunicado, la firma catalana quiso ayer transmitir el «enorme cariño y gran admiración que ha sentido siempre hacia Manuel, como compañero y por su extraordinario talento creativo», para a continuación desmentir «categóricamente», cualquier tipo de desavenencia laboral» entre la empresa y el creador.
Eso sí, por deseo expreso de la familia, ningún representante de la empresa acudió a la despedida. Aunque según precisó Efe sí asistieron a la incineración personas del equipo de confianza de Mota en Pronovias: Paquita, su mano derecha y encargada del taller de costura; Martina, la diseñadora de su equipo, y Montse, de Recursos Humanos. También contó con la presencia institucional del responsable de moda de la Generalitat, Miguel Rodríguez, y de Teresa y Álex Flaqué, viuda e hijo del empresario Paco Flaqué, artífice de la Pasarela Gaudí, junto con una nutrida representación de modelos.
«Todo el recorrido profesional y personal de Manuel en Pronovias ha sido intachable, demostrando en la compañía, hasta el mismo día de su fallecimiento, una actitud absolutamente positiva y cordial», añadía el documento oficial de la empresa en el que se recuerda que había superado una «larga depresión» que le mantuvo alejado del trabajo durante casi un año. De la misma manera, la empresa que preside Alberto Palatchi ha querido dejar claro que una vez recuperado «jamás manifestó que hubiera vuelto a tener problemas de salud y nunca evidenció ningún tipo de malestar».
En estado de «shock»
También en Sitges, donde Mota residía desde hace más de una década, quisieron recordar al que fue su vecino. «Era una gran persona, eso sí ,bastante introvertido. De hecho, en vez de caminar por el paseo marítimo prefería hacerlo por una avenida del interior y si te cruzabas con él, si podía evitar saludarte, lo hacía», comentó a LA RAZÓN un vecino de su urbanización en la lujosa zona de Vinyet. Para él, esta localidad costera era su ciudad dormitorio ya que la mayor parte del día lo pasaba trabajando en su taller, y tan sólo salía a «picar algo» en los locales cercanos a su domicilio. De hecho, fue allí donde compartió hace dos semanas una cena íntima con su pareja en El velero. El gimnasio era otra de sus pasiones y se le podía ver con frecuencia en el centro deportivo del Hotel Melià Sitges donde acudía con Daniel, su pareja, quien pensaba que la mala racha de su novio ya había pasado: «Se encuentra en estado de shock. Él creía que todo iba bien, que los malos tiempos ya habían pasado. Por este motivo, su trágica muerte le ha sobrepasado», comentó un íntimo de Daniel.
Un alumno ejemplar
En el Institut Salvador Vilaseca siempre recordarán a Manuel como «aquel estudiante que en el recreo y en los cambios de clase siempre estaba dibujando bocetos», explica a LA RAZÓN Engelbert Magriñà, que fue profesor de Geografía Humana y Económica de Mota en BUP. «No era el rey de la clase, pero nunca dio problemas. Me alegré mucho cuando me enteré de que había conseguido hacer su sueño realidad con Pronovias. Era un orgullo ver su nombre en las tiendas», confiesa el docente en el aula donde dio clase al fallecido creador.
Al lado de Manuel
A cuenta gotas llegaron los asistentes a la ceremonia celebrada en el tanatorio de Reus. Intervinieron tanto su hermana, Fina, como la psicóloga que le atendía hasta el martes en el CAP de Sitges. «El novio de Manuel no soltaba a su madre. Ambos estaban pegados al féretro. No se movían de allí. Están destrozados», comentaron a la salida algunos de los presentes. «Desde que nacemos esperamos siempre la muerte y siempre la muerte nos sorprende. Ella, la esperada, es siempre la inesperada. La siempre inmerecida», versaba el recordatorio de Mota.
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