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Los Ángeles
Joan Collins: «Warren Beatty era agotador en la cama»
La actriz sonroja a Hollywood al desvelar en un nuevo libro sus encuentros más íntimos. «Passion for Life» sale a la venta el 24 de octubre
Con cinco maridos, varias docenas –que no decenas– de amantes, unas amistades entre las que se encontraba Marilyn Monroe y una interpretación de mala malísima que aún hoy sigue dándole problemas en la calle, se puede decir que la vida de Joan Collins (Alexis, para el resto de los mortales) fue especialmente intensa. Aunque básicamente se puede resumir en tres pilares: nunca revelar la edad de una mujer, asumir que tener sexo con hombres guapos vuelven a una loca y saber que el sexo con el resto que quiere empotrarte contra la pared te puede hacer perder o ganar trabajos importantes. La gran protagonista de «Dinastía» publica el próximo 24 de octubre sus memorias. El título en inglés es «Pasión por la vida». En español, «Pasado imperfecto». Y por primera vez, la traducción supera al original porque en la última página la autora asegura: «Mi pasado no fue perfecto... ¿hay alguno que lo sea?... pero al menos no fue aburrido». La conclusión es obvia después de describir con pelos y señales las camas, habitaciones, ciudades, atmósferas y hasta efectos sonoros que enmarcaron cada aventura amorosa y sexual. La primera experiencia que tuvo, a los 17 años, mezcla un poco de ambas. Fue con Maxwell Reed, el hombre que la violó y que siete meses más tarde se convirtió es su primer esposo. El matrimonio resultó un fracaso. Y no sólo porque él quedara semiparalizado e intentara hacerle el amor de las maneras más extravagantes, sino porque luego, cuando le abandonó la chantajeó para que le pagara dinero todas las semanas a cambio de no publicar unas fotografías suyas desnuda. Coincidió con el momento en que ella comenzaba a recibir las primeras ofertas como actriz. Ya había sido bailarina, modelo de revistas y otras publicaciones para «secretarias y mujeres aburridas». Se fue a vivir con Sidney Chaplin, hijo del gran cómico, filmó con Bette Davis «La reina virgen» y se fue a Hollywood. Allí se convirtió en el peligro más grande para las esposas decentes, según los comentarios de las columnistas. Y no es de extrañar, si se tiene en cuenta –al margen de sus cinco matrimonios– su granada lista de amantes: se enredó con Arthur Loew, hijo de un productor de cine, y conoció a James Dean, a quien acompañó una noche en una carrera suicida por Los Ángeles. A Collins le impactaba la sumisión erótica de las mujeres orientales porque ella defendía su derecho a escoger con quién acostarse, sin inhibición alguna. Claro que, para ella –a juzgar por sus nuevas memorias–, esa libertad no sólo se limita a la práctica del sexo, también le permite airear sus encuentros sin remordimientos: lo sabe –y padece– Warren Beatty, uno de sus múltiples amantes, de quien asegura: «Era tan guapo... pero demasiado agotador en la cama».
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