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La cruzada de Jeff Bezos contra un tabloide
El fundador de Amazon denuncia que David Pecker, dueño del «National Enquirer» y amigo de Trump, trató de chantajearle con publicar mensajes y fotos sexuales.
El fundador de Amazon denuncia que David Pecker, dueño del «National Enquirer» y amigo de Trump, trató de chantajearle con publicar mensajes y fotos sexuales.
El «affaire Bezos» hechiza a América. Lo último es que el magnate, dueño de Amazon, acusa de chantaje al «National Enquirer», propiedad de American Media Inc, y cuyo director, David Pecker, es íntimo de Donald Trump. Mientras, avanza a buen ritmo el divorcio de su esposa, MacKenzie Bezos, que recibirá la mitad de la fortuna que compartía con su marido (entre 67.000 y 69.500 millones de dólares), el empresario ha publicado un comunicado bomba. Arranca asegurando que, por primera vez, en su vida recibió «una oferta que no pude rechazar». O al menos «eso es lo que pensaban las personas más importantes del «National Enquirer». «Me alegra que pensaran eso», añade, «porque les animó a ponerlo todo por escrito. En lugar de capitular ante la extorsión y el chantaje, he decidido publicar exactamente lo que me enviaron, a pesar del coste personal y la vergüenza con la que amenazan».
A continuación explica que el ataque contra su reputación tiene que ver con las investigaciones que lidera su periódico, el «Washington Post», y especialmente aquellas relacionadas con la relación de American Media Inc. con Arabia Saudí y, de paso, con el asesinato del reportero Jamal Khashoggi. Material turbulento que mezcla las maquinaciones políticas con el trabajo sucio de una redacción, la del «Enquirer», especializada en fontanerías sensacionalistas, mil y una veces acusada de mala praxis y acostumbrada a situarse en mitad del torbellino.
Unos días después, su abogado recibió un correo para explicar que el periódico sensacionalista atesoraba «más mensajes míos, así como fotos que publicarían si no detenemos nuestra investigación». La amenaza latente, que las imágenes erosionen su liderazgo empresarial y perjudiquen a Amazon. Que provoquen un terremoto en Wall Street al tiempo que los inversores se preguntan hasta qué punto pueden confiar en un empresario que no duda en correr semejantes riesgos para su imagen y, por supuesto, su fortuna. Justo en el delicado momento en el que el matrimonio Bezos debe rematar la separación más colosal de la historia. E inmersa la compañía en una guerra de nervios con las autoridades locales de Nueva York por la posibilidad de que finalmente no emplace en Queens una parte de su sede.
Voz crítica de la Casa Blanca
El presidente de Amazon también sostiene que alguien que actuaba en nombre de American Media Inc habría propuesto a sus abogados que rechacen en público cualquier posibilidad de que las actuaciones del tabloide tenían una motivación política. O sea, negar la hipótesis de que el «Enquirer» haya conspirado para cerrar la boca al «Post», uno de los periódicos más beligerantes contra la Casa Blanca. Particularmente incisivo en el caso del crimen del periodista saudí. Un asunto que perturba sobremanera a una Administración que apostó de forma decidida por el príncipe heredero.
American Media Inc. respondía con un comunicado en el que niega tajantemente las acusaciones de chantaje y asegura que «son negociaciones de buena fe para resolver todos los asuntos». Con todo, «a la luz de la naturaleza de las denuncias publicadas por el señor Bezos, la empresa ha decidido investigar las reclamaciones de manera inmediata y exhaustiva». En realidad, nadie está muy seguro de si lo sucedido constituye un delito o si los expertos legales de American Media podrán demostrar que se trata de un malentendido, fruto de los nervios inevitables que deparan este tipo de situaciones.
El origen de la polémica se remonta a mediados de enero, Cuando el tabloide publicó la noticia de que de Bezos tenía una amante, Laura Sanchez, «esposa del poderoso agente de Hollywood Patrick Whitsesell». El «Enquirer» también publicó varios mensajes de texto de Bezos («Te amo. Te lo mostraré con mi cuerpo, y mis labios y mis ojos, muy pronto». «Quiero olerte, quiero inhalarte. Quiero abrazarte fuerte... Quiero besarte los labios... te quiero. Estoy enamorado de ti») y doblaba la apuesta al afirmar que disponía de una serie de «selfies» del empresario «tan impactante que no nos atrevemos a imprimirlos, pero su existencia podría devastar su posición en los rangos superiores del mundo tecnológico».
De fondo, claro, están los escándalos que salpican tanto a la Casa Blanca como al propio Pecker. El «Enquirer» fue investigado por la posibilidad de que pagaran cientos de miles de dólares para comprar y silenciar las historias de las mujeres que aseguraban haber sido amantes de Trump.
Cuando el FBI registró las oficinas y el domicilio del entonces abogado del presidente, Michael Cohen, Pecker aceptó colaborar con la Fiscalía que investiga el «Rusiagate» a cambio de inmunidad. Respecto a la posibilidad de que el escándalo afecte de forma negativa a Amazon, el periodista de la NBC Jim Cramer, advertía a los inversores de no desembarazarse de sus acciones. «Si vas a vender Amazon», explicó, «eres realmente estúpido».
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