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Entrevista

Hablamos con Tomás Páramo y Marta Barroso, voluntarios en Valencia: "Digan lo que digan, aquí no llega nadie"

Una ola de solidaridad encabezada por muchos influencers y rostros conocidos ha llegado a las zonas más afectadas por la DANA

Tomás Páramo y Marta Barroso, voluntarios en Valencia Redes sociales

Ante el inaceptable colapso que han demostrado las instituciones y autoridades después de la catastrófica DANA que arrasó Valencia la semana pasada, una ola de solidaridad vecinal ha hecho florecer pequeños brotes de esperanza en un territorio devastado por la fuerza de la naturaleza. Miles de voluntarios procedentes de todas partes de España se han desplazado hasta las zonas afectadas escoba en mano, dispuestos a aportar su granito de arena, por pequeño que sea, para despejar el largo camino que los supervivientes han de recorrer para alcanzar la anhelada normalidad, aquella que un violento torrente les arrebató durante la peor noche de sus vidas.

Entre estas almas caritativas se encuentran muchos rostros conocidos que no han tenido reparos a la hora de calzarse unas botas y llenarse de barro hasta las cejas. Destaca una mayoría influencer, un colectivo siempre denostado que ahora utiliza su poder de difusión para dar voz a las miles de personas que necesitan ayuda en Paiporta, Aldaia, Letur o Massanassa, además de otras muchas que se encuentran teñidas de marrón desde el pasado martes. A esta última localidad se desplazaron el lunes por la noche la periodista Marta Barroso y el creador de contenido Tomás Páramo, quienes desde allí trasladan a LA RAZÓN el caos que todavía se vive más de una semana después de la hecatombe.

«Aquí, digan lo que digan, no llega nadie. Del ejército, como mucho, te encuentras un camión», asegura decepcionada Barroso, haciendo frente al «agotamiento físico y mental» que le supone encontrarse en el epicentro de una catástrofe de estas dimensiones.

Tomás Páramo, limpiando barro junto a otros voluntariosRedes sociales

Una percepción que comparte Páramo, que aunque agradece la llegada de voluntarios de todas partes de España e incluso de Europa, insiste en la necesidad imperiosa de que llegue maquinaria y profesionales que agilicen un desescombramiento que parece no tener fin: «Los militares están con rastrillos quitando el barro. ¡Hacen falta bombas de achicar agua y más medios técnicos! La situación es desoladora y no llega ayuda a gran escala. Es la gente la que está ayudando con palas, con sus propias manos».

Un hedor insoportable

La situación ha llegado a un punto crítico en que limpiar parece volverse contraproducente. A falta de un equipo técnico y humano eficiente que devuelva a los habitantes sus aceras y carreteras, el barro que sacan de sus casas se acumula en las calles desde hace días, tornando en una suerte de lodo incompatible con la vida humana. «Te puedes imaginar el olor… La gente achica sus casas, como es normal, pero acaban de decir en el bando que es mejor no achicar el agua y el barro a las calles porque entonces salen las aguas fecales. ¿Qué hacen entonces?», se pregunta Barroso, que aprovecha también para hacer un llamamiento sobre las necesidades de la localidad de Massanassa: «Que traigan pistolas de agua a presión, botas de agua y fregonas limpias, es lo que hace falta».

El escenario que ella y Páramo describen a este periódico es prácticamente bélico, y el influencer no entiende cómo es posible que se dé esta situación en un país desarrollado, miembro de la Unión Europea: «Esto es de vergüenza. Las casas de la gente están en las calles. Lo tienen todo tirado en la calle, sus muebles, electrodomésticos, ropa... Llega un punto en que no se puede avanzar si no traen máquinas para quitar todo esto. Es muy bonito que haya voluntarios aquí, pero quien tiene que estar, no está. Los que están en los despachos, que vengan aquí, porque es desolador».

Tamara Falcó y su marido, también con las víctimas

Paz Padilla, Pitingo, Miguel Ángel Silvestre, Mar Flores o Nacho Palau son solo otros de los muchos famosos que se han volcado en ayudar a las víctimas de la DANA. Tamara Falcó y su marido, Íñigo Onieva, no se han quedado atrás, y mientras él ayuda desde principios de esta semana en las labores de limpieza, ella colaborará con la ONG del chef José Andrés, World Central Kitchen, para que todos los afectados puedan «comer caliente». Se espera que se traslade a Valencia próximamente, dispuesta a servir un plato de comida a quien lo necesite.