Por fin. Ya está. Se acabó. Tamara Falcó e Íñigo Onieva están a punto de darse el “sí, quiero” y dar por terminada la que muchos han llamado la “boda del año”. Todavía quedan muchas horas por delante y anécdotas de las que se hablarán durante días, aunque es difícil que las historias se ilustren con imágenes, teniendo en cuenta la especial protección que los novios han puesto para salvaguardar la exclusiva que han firmado con su revista de cabecera. De hecho, incluso han exigido a los invitados que dejen sus teléfonos móviles en una zona habilitada en el palacio de El Ricón.

Aun así, no han podido evitar que trasciendan las primeras imágenes de los novios llegando a la finca, como es el caso de la misma Tamara Falcó, que ha lucido la mejor de sus sonrisas mientras accedía a su propiedad para, por fin, convertirse en mujer de Íñigo Onieva.

Igual ha ocurrido con Carolina Molas, madre del novio, que, además, ha bajado la ventanilla de su vehículo para saludar a los medios congregados a las puertas de El Rincón y confirmar que todo está “bien” a poquísimas horas de que comience el gran día de su hijo y Tamara Falcó.

Por su parte, Íñigo Onieva ha salido de su casa del centro de Madrid con el tiempo justo para llegar al terreno en el que se celebra la boda, ataviado con una camisa blanca sin chaqueta y, como su madre, atendiendo amablemente a la prensa: “Todo muy bien, muchas gracias”.