Nochevieja
La Pedroche es un poco como la figurita del niño Jesús
No has vuelto a pensar en ella en todo el año y no sabes muy bien dónde estará, pero hasta que no aparece y se coloca ahí en su sitio, ligeramente tapadita con un cachito de tela, no es Navidad del todo"
El vestido de la Pedroche se ha convertido en el último misterio a desvelar del año por méritos propios. En un icono más de estas fiestas. Con el árbol, el belén, el gordo de la lotería, los buenos deseos, las discusiones familiares, las campanadas y las uvas. Ha venido a sustituir, por la vía de lo sexy, a la capa de Ramón García como elemento textil a resaltar. La Pedroche es un poco como la figurita del niño Jesús: no has vuelto a pensar en ella en todo el año y no sabes muy bien dónde estará, pero hasta que no aparece y se coloca ahí en su sitio, ligeramente tapadita con un cachito de tela, no es Navidad del todo. Luego ya da igual todo. De la Pedroche apenas nos interesa su vestido una vez al año. Uno que, además, mengua. He hecho cálculos y para 2029 no llevará ni zapatos. Apenas una protopulmonía. Y claro, se disparan las apuestas. ¿Qué mamarrachada será la de este año? Porque si ya ha salido con un trozo de papel higiénico en el pechamen, embarazada de poco, rapada al cero y salpicada de floripondios, para sorprendernos debería llevar a un acondroplásico vestido de astronauta pegado con velcro a la chepa.
A mí, confieso, me divierte lo del vestido de la Pedroche. Porque tan clásico ya como su atuendo es el enfado de las feministas, que desgañitadas berrean que si la cosificación, que si el desnudo, que si la pela. Que haga la Pedroche lo que le salga del pedroche por tanta pasta como pueda. Ella sola en una noche disminuye más la supuesta brecha salarial de género que todas las políticas feministas de Montero en todos sus años al frente del Ministerio. Es porque es mona y se puede desnudar, sostengo. Tú pones ahora mismo a hacer lo mismo a una obesa mórbida o a un transexual y las mismas que lloran por las esquinas aplauden hasta con las orejas. Me juego el aguinaldo y no lo pierdo. Por eso yo soy muy de la Pedroche y de su vestido, por minúsculo y feo que sea. Y pondré la tele en ese momento exacto para darle audiencia. Solo espero que nos ahorre la turra de tratar de justificarlo causa justa mediante. Como si nos lo fuésemos a creer.