Empresaria
Nuria Tomás: la heredera catalana que empezó siendo charcutera
Es consejera delegada de Enrique Tomás, tiene su propia marca de moda, está embarazada de su tercer hijo y reivindica dejar de ser la ex de Piqué
Se llama Nuria, es consejera delegada de Enrique Tomás –el Inditex del jamón ibérico–, fundadora y CEO de Apolox Communication y de EggsoEggso, su propia marca de ropa denim. También tiene dos hijos y una niña que viene en camino. Ha sido actriz, novia de dos primeras figuras del fútbol y el automovilismo y cuando lanzó una docuserie biográfica en sus redes sociales, la presentó mirando a cámara diciendo lo siguiente: «Soy carnicera y charcutera». Tal cual. Así lo explica a este diario: «Sé que eso llamó mucho la atención, pero es que hasta hace poco ese había sido mi único oficio real (risas). Desde hace cinco años tengo mi propia agencia de comunicación y, aunque ahora lo veo diferente, tengo presente una frase de mi padre: ‘Cariño, tú debajo de un puente no te vas a quedar. Tienes un oficio, te guste más o te guste menos, y eso es algo para anotar en tu currículum’. Y en aquellos años, era carnicera y charcutera».
Nuria Tomás (Badalona, 1987) reivindica sus orígenes: «Valoro mucho de dónde vengo y la enseñanza que me ha dado ver una empresa crecer desde cero. Mi padre siempre nos dijo que no la creó para que la heredásemos mi hermano y yo, sino que nos esperó para crearla juntos. Así, mientras mis amigas estaban de Erasmus, yo ya trabajaba en la empresa familiar. Mis padres son gente del barrio de toda la vida. Mi padre es de una familia de once hermanos, mi madre de una familia de cuatro y ambos provienen de una cultura de trabajo, de comerciantes como los de antes».
Nuria sube y baja con la agilidad de una nutria entre distintos estratos sociales. Hace una semana le reservaron asiento frente a Tamara Falcó en una exclusiva cena tras su presentación como embajadora de los salones de belleza Anara by Ana Lérida en Barcelona. Y la conquistó como a los operarios de su factoría cuando ocupaba el cargo de directora de recursos humanos. O como a los vecinos de su abuela en Badalona, con quien pasó buena parte de esa infancia y ese que reivindica. Aquí hay meritocracia. La de su padre y la propia. «Durante años soñamos con que la gente tal como dice “vamos al Starbucks», dijera “oye, quedamos en un Enrique Tomás” con la misma naturalidad», dice la consejera delegada de una marca que ha firmado un acuerdo de colaboración con la Selección Española para los próximos seis años.
Amores de juventud
Marc Bartra, Mario Casas y Maxi Iglesias, entre otros, han lucido cazadoras de EggsoEggso, una firma cuyo nombre responde fonéticamente al símbolo anglosajón para besos y abrazos y que presume de un compromiso ético: «Visité muchas fábricas hasta que di con una que me pareció muy transparente. Y pude comprobar, sobre todo, que no había explotación laboral. Nosotros tenemos producción en Marruecos y me encantó que mi interlocutora fuese una mujer».
Su otro gran proyecto es Apolox Comunication, agencia de comunicación especializada en elaborar relatos para las mejores marcas que ya se ha lanzado a la producción publicitaria junto con sus socias Adriana Alonso y Belén Écija, hija de Belén Rueda y Daniel Écija: «Creo en la importancia de crear un relato». Ya han realizado un primer spot con David Bisbal y el segundo lo rodarán en unos días con Estopa. Lo que sí descarta es volver a ser actriz. Estudió en Nueva York y con Cristina Rota y rodó con Andy García y Sofía Vergara. «Estaba embarazada de mi primer hijo y me cansé de invertir mis ahorros; chocaba con mi faceta empresarial. Fue un plan A y ya no».
Nuria lo tiene claro, como casi todo en su vida. La prensa se aburrió de llamarla, de intentar recabar una impresión, un enfado, cuando se hizo púbica la relación entre Shakira y Piqué, su novio de juventud. Nunca atendió al teléfono. Tampoco cuando salió con Jorge Lorenzo. Jamás se lucró y rechazó cientos de entrevistas. «Eso es entrar en el morbo, cosa que no me ha interesado nunca». Se casó con Agus Puig, padre de sus dos hijos y el que viene. Una relación anónima y «sana».
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