Juego de poder
Marta Chávarri, el desnudo que hizo temblar a la banca española
Mamen Mendizábal rescata en su programa uno de los mayores entramados empresariales de la década de los 90 con la marquesa de Cubas como pieza clave
Marta Chávarri fue uno de los personajes más conocidos en la década de los 80 y 90 por sus estilismos fue uno de los iconos de la época, situándose como la diva por excelencia de la jet set española. Pero su influencia iba más allá de ser un mero personaje del mundo del corazón y la polémica fotografía sin ropa interior que apareció como portada de la revista “Interviú” terminó por hacer temblar todo el sistema bancario español. Una polémica que vuelve al foco de la actualidad a menos de un año de su muerte a los 62 años. La madre de Álvaro Falcó se convirtió en la víctima de un negocio millonario entre hombres. Los 600.000 ejemplares de su famosa portada en la revista “Interviú” se agotaron a las cuatro de la tarde. Una foto que estuvo apunto de acabar con Marta Chávarri y que la hizo estar en el ojo del huracán.
En el programa “Socialité” se rescataba esta historia de manos de Isabel Chávarri, que habló por primera vez tras la muerte de su hermana. En el espacio televisivo situó a Alberto Cortina, quien fue marido de Marta de 1991 a 1995, como el artífice de la “desgracia”. “Me llamaron y me dijeron que iba a ser un documental de lo que fueron aquellos años y la importancia de la figura de Marta. Lo importante es que se cuente la historia para quien no lo haya vivido y cómo mi hermana sufrió tantísimo”, señala sobre el reportaje que ha salido este domingo y con el que arranca la nueva temporada de “Anatomía de…” a manos de Mamen Mendizábal.
En el programa la periodista ha empleado diversas fuentes, desde especialistas en el mundo del corazón hasta del mundo de la economía, pues esta historia no se reduce a un simple triángulo amoroso. Esta historia llega hasta los mismísimos juegos de poder que se disputaban entre banqueros, políticos y aristócratas, y en la que Marta Chávarri fue la clara perdedora, una mujer usada por aquellos hombres poderosos que luchaban por hacerse con la mayor fortuna. Martín Bianchi , periodista del país y especialista en monarquía, define de manera muy clara el perfil de Marta como una mujer que “rompía las reglas, se convirtió en la diana de gales de Madrid, una it girl antes de que hablar de ello”.
Y es que en la España del siglo pasado las apariencias eran muy importantes y el mero hecho de llevar un cigarro encendido por la calle para una mujer suponía un acto de rebeldía y poco decoro. Durante la década de los 80 Marta Chávarri se casó con el marqués de Cubas y se convirtió en un icono para la sociedad. En 1988 fue nombrada Lady España, un reconocimiento que solo se les concedía a las mujeres más ilustres de la sociedad.
En este panorama de luchas de poder se instauró la “beautiful people”, un selecto grupo que manejaba la economía y en el que Marta no tardó en ser parte importante de ello. Entre banqueros, aristócratas y políticos se disputaba el poder, y algunos de los que tenían más poder en aquel momento eran los Albertos- Alberto Cortina y Alberto Alcocer- Mario Conde o Miguel Boyer. Las transacciones no solo sucedían en los despachos, sino que las discotecas eran los cuartos de reunión de estos miembros de la jet set española. Entre discotecas como la Mau Mau los paparazzi se reunían para no perderse detalle.
Formó parte de una operación muy ambiciosa que terminó con la fusión de Banesto, una de las operaciones más importantes de la historia de España. En agosto de 1988 tuvo lugar en esta discoteca la famosa foto de la revista “Interviú”. Una imagen de la que no se supo su valor hasta que no se reveló y se pudieron ver los detalles. Ese mismo mes se presentó al equipo de la revista antes mencionada, pero desde la dirección del Grupo Zeta, su vicepresidente, José Luis Erviti, consideró que era grotesca y que solo haría ver mal a la socialité, por lo que directamente se optó por no comprarla.
Paralelo a este hecho resuenen las figuras de Mario Conde, quien se había hecho con una gran fortuna tras vender Antibióticos S.A. a un grupo italiano junto a Juan Abelló por valor de 58.200 millones de pesetas, lo que le hizo poder cumplir su objetivo: ser el primer banquero de España. A la luz de los recientes acontecimientos compró buena parte de las acciones de Banesto, lo que le dio un lugar en el consejo Administrativo. Con esto como base se presenta la que iba a ser la mayor fusión económica de toda España: Banesto junto al Banco Central. El dueño de Banco Central era un hombre que estaba apunto de jubilarse y veía en Mario Conde un buen sucesor, de esta manera surgiría el banco más grande de España: Banesto Central. Sin embargo, surge la figura de Miguel Boyer, Ex Ministro de Economía, Hacienda y Comercio, que apoyado por los Albertos tendrían buena parte de las acciones de Banco Central para poner a Boyer al mando de este nuevo proyecto.
Sin embargo, esta fusión nunca se llevó a cabo por una jugada muy simple: una foto publicada en el lugar y en el momento oportuno. En el verano de 1989 la revista “Diez Minutos” publicó la escapada romántica de Marta Chávarri y Alberto Cortina, lo que terminó con las posibilidades de Miguel Boyer.
Pero ¿cómo fue la foto que impidió la mayor transacción económica de nuestro país?
La historia se dilata en el tiempo. En Viena tuvo lugar otra imagen que terminó haciendo estallar el polvorín que se había formado entre las batallas económicas que se libraban en el terreno español. El motivo de todo ello fue una infidelidad que acabó con grandes transacciones económicas y la disolución de un imperio. Mientras Chávarri estaba casada con Fernando Falcó comenzó un romance con Alberto Cortina que, aunque ya era conocido por muchos, no fue hasta su escapada en la ciudad italiana que no se dio a conocer en los quioscos españoles. Una tormenta empresarial y social que acabó con la vida tal y como la conocían de muchas personas. Alicia Koplowitz, esposa de Alberto Cortina y una de las mujeres más ricas de España, arrebata el control que tenían los albertos sobre Banesto y Banco Central.
Por su parte, Mario Conde no consiguió mantener paz accionarial dentro de su banco. No calculó que Abello iba a romper con él ni que el Banco Central perdería parte de sus inversores. Pero no termina la historia, pues en esta época resurge la foto que se había guardado de Marta Chávarri en la discoteca de Mau Mau. Erviti, vicepresidente de "Interviú", decía que publicar la imagen en la que la socialité aparecía con unos pantis que se le transparentaba degradaría la imagen de Marta, por ello decidió no comprarlas. Tras darse a conocer la portada de la revista Diez Minutos parece que eso ha pasado a un segundo plano y se puede utilizar a la marquesa como peón en el juego de poder. Mamen Mendizábal lo expresa de manera muy clara es “ahora cuando quieren que vuelvan a aparecer y hay que buscarlas, pero su precio se había incrementado el doble”. Una foto escandalosa que no tenía ningún contenido, pero al día siguiente de publicarse la foto de Viena adquiere un valor aún mayor. Solo pasaron tres días de que se descubriera el romance de Marta Chávarri y Alberto Contina hasta que esta nueva imagen vio la luz.
Lo que muchos siguen barajando es que el cambio de opinión del Grupo Zeta fue motivado por venganza, pues ya se había roto el acuerdo de fusión. Alberto Cortina vio muy limitada su incorporación al Banco Central, con estas imágenes se terminó con el imperio que había levantado con su entonces esposa Alicia Koplowitz. No se ha podido desvelar la identidad del artífice, pero se sospecha que hubo una mano negra involucrada que actuó sin pensar o sin importarle las consecuencias para Marta Chávarri. Durante las décadas siguientes su foto sería muy buscada por la prensa del corazón y, tal y como comenta Martín Bianchi, fue perseguida por muchos comentarios machistas como “la ninfa desbragada del socialfelipismo”, comentario hecho por Francisco Umbral. “Marta no tendría a mano bragas de luto”, no cesaron los chistes y su reputación acabó degenerando en un acoso mediático del que, aunque un tanto más relajada, no se libraría hasta el día de su muerte.
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