En un partido
La estrategia de Ana Boyer para silenciar a sus hijos y estar tranquila unos minutos
La hija de Isabel Preysler ha encontrado al mejor aliado posible para apaciguar a sus pequeños cuando se ponen especialmente intensos en las gradas
Hace unos días, nos hacíamos eco de unas fotografías de Ana Boyer y Fernando Verdasco disfrutando de unas merecidas vacaciones en Marbella. No estaban solos, pues a su lado estaban sus dos hijos, Miguel y Mateo, de cuatro y dos años respectivamente, así como la niñera que les posibilitaba desconectar un poco de la frenética energía desbordada de los niños de su edad. También tener instantes románticos en pareja, para generar nuevos recuerdos.
Pero parece ser que no solo la nanny es la mejor aliada para la hija de Isabel Preysler y su marido a la hora de calmar a sus retoños cuando se ponen especialmente intensos, sino que la joven también ha desplegado una estrategia muy habitual en los tiempos que corren para distraer a los pequeños y poder así calmar un poco la mente, aunque sea tan solo por unos minutos.
Ana Boyer continúa siguiendo al tenista allá por donde su agenda profesional le indique, como así ha hecho ahora en el torneo Villa de El Espinar en Segovia. La joven socialité ha vuelto a ocupar las gradas para demostrar que es la mejor fan de su marido, acompañada en todo momento por sus hijos. Sin embargo, ellos son muy pequeños y no logran mantener la atención fijada en una actividad que, por ahora, les pilla un poco de lejos, aunque sea su papá el protagonista en la pista. Es por ello que la hermana de Tamara Falcó ha tenido que recurrir a su teléfono móvil para entretener a sus vástagos y así poder disfrutar ella del encuentro deportivo.
Miguel y Mateo reclaman en todo momento la atención de su madre, como es normal a su corta edad. Ésta no puede mantener la atención puesta en la pista, pues son constantes las reclamaciones de sus hijos, incluso los tirones y enganchones en su blusa ibicenca. Ante la desesperación del momento, Ana Boyer ha optado por un truco infalible: sacar el móvil, poner un vídeo infantil y dejar que los pequeños se abstraigan del mundo, aunque sea solo por unos momentos. Así por fin pudo ver terminar el encuentro deportivo y a su marido sudar la gota gorda raqueta en mano.
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