Opinión
El diario de Amilibia: Cuando Ana Botín inspira al presi
"La banquera había anunciado la inversión de 400 millones de euros en educación, pero no era ese el motivo de la ternura presidencial"
Cuando Él dijo en Valencia «querida Ana» mirando tiernamente a los ojos a la presidenta del Banco Santander, en el Encuentro Internacional de Rectores Universia, no temblaron las paredes del templo ni cayó al suelo ningún birrete. Dicen que había emoción poética en su mirada, como cuando un cadete ofrece su primera flor a la amada, casi como cuando mira y encandila a Ursula von der Leyen o cuando suspira observando la risa cascabelera de Yolanda Díaz sumando abrazos y besos sin parar. Cuentan los testigos que no detectaron postureo en el piropo ni impostura en la postura. La banquera había anunciado la inversión de 400 millones de euros en educación, pero no era ese el motivo de la ternura presidencial. Pedro Sánchez concluyó su discurso con un «gracias, querida Ana», y solo le faltó añadir «por ser mi inspiración».
Quizá porque le vino a la memoria, como ha recordado Carlos Segovia, que Ana Botín defendió hace dos años, en una conferencia organizada por la CEOE, «un plan de ayuda de compra de vivienda sostenible a los jóvenes», y planteó un plan de avales públicos «del 20 al 25 por ciento del valor de la compra para facilitarles la hipoteca», lo mismo que ahora ha aprobado el Consejo de Ministros. Así Él le agradecía a ella, con los ojos húmedos, el elegante detalle de no acusarle de plagio, ni tampoco de recordarle aquella frase que Él pronunció hace un año: «Cuando Botín defiende una cosa, hay que hacer la contraria por el bien de España». O también: «Si la señora Botín y el señor Galán (Iberdrola) protestan, es que vamos en la buena dirección».
Ahora, su buena dirección electoral se la inspira la «querida Ana», su nueva gran musa, dicen. Dios, qué genio.
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