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La cara oculta de "La Gaviota", la casa que Encarna Sánchez construyó para Isabel Pantoja y que esta no pudo disfrutar

Hablamos en exclusiva con Pedro Pérez, íntimo amigo, mano derecha y colaborador radiofónico de Encarna

LA CANTANTE ISABEL PANTOJA , LA PERIODISTA ENCARNA SANCHEZ Y MILA XIMENEZ EN LOS ESTUDIOS DE LA COPE©KORPAMADRID
Isabel Pantoja junto a Encarna SánchezKPGTRES

Esta es la verdadera historia de "La Gaviota", la casa que acabó en manos de Antonio Banderas y que se acaba de derribar por irregularidades urbanísticas. En sus orígenes fue un chalet que Encarna Sánchez construyó para disfrutarlo junto a su entonces íntima amiga Isabel Pantoja, pero el destino le reservaba una inesperada sorpresa que impidió que ambas vivieran allí momentos de felicidad.

Las obras se iniciaron en diciembre de 1994, cuando la periodista ya sabía que el cáncer minaba gravemente su estado de salud. Toda su ilusión era que su amiga Isabel diera el visto bueno a la decoración, de hecho hasta compró un piano para que la tonadillera pudiera ensayar en esa mansión con vistas al mar, rodeada de paz y sosiego. Incluso le montó una gran suite en la planta superior.

Pero meses más tarde, Sánchez se encontró con las imágenes de Isabel jugando y bañándose con María del Monte en una playa del sur de España. Ella lo consideró una traición y pasó del amor al odio. Cayó en una gran depresión y expulsó a la Pantoja de su vida para siempre.

Lo que iba a ser un verano del 95 de pleno disfrute de ambas se convirtió en unas vacaciones marcadas por el empeoramiento de salud de la locutora.

LA PERIODISTA ENCARNA SANCHEZ DURANTE UN PROGRAMA DE RADIO EN LOS ESTUDIOS DE LA COPE© KORPA
LA PERIODISTA ENCARNA SANCHEZ DURANTE UN PROGRAMA DE RADIO EN LOS ESTUDIOS DE LA COPE© KORPAkorpaGTRES

Según nos cuenta en exclusiva Pedro Pérez, íntimo amigo, mano derecha y colaborador radiofónico de Encarna, "ella solamente pudo disfrutar de la casa el verano del 95, porque falleció en abril del siguiente año, y pasó esas últimas vacaciones con sus amigas Nuria Abad y Carmen Jara, con el representante y gran amigo suyo, Paco Gordillo, y el hijo de este, Sacha, que era ahijado de Encarna, y yo, que fui unos días para preparar con ella la siguiente temporada de su programa radiofónico".

Pedro ratifica que "el chalet lo hizo a su gusto y al de la Pantoja, esa casa era para Isabel, pero como rompieron su estrecha amistad tras aparecer las fotos con María del Monte, al final se quedó la propiedad la heredera universal, Clara Suñer, a la que Juan Antonio Roca, gerente de Urbanismo de Marbella, obligó a venderla a Antonio Banderas por algo menos de doscientos millones de las antiguas pesetas, cuando realmente estaba valorada en quinientos. La amenazó con expropiarla si no la vendía".

En realidad, todo comienza con una permuta. A cambio de la propiedad de la locutora en la Urbanización Marbesa, en la zona de Los Berrocales, el Ayuntamiento marbellí le cedía, aparte del consabido terreno de unos tres mil metros cuadrados en la zona de Los Monteros, las siguientes propiedades: un piso de 115 metros cuadrados en el edificio denominado Puerta de Marbella, en la Avenida de Severo Ochoa de dicha localidad, así como un local de 80 metros cuadrados en la calle de Pablo Casals, esquina Fontanilla, de dicha localidad y, también, un local de 30 metros cuadrados situado en el Puerto Deportivo de la ciudad de Marbella. Y Encarna entregó, además, la cantidad de casi veintidós millones de las antiguas pesetas.

El 21 de julio de 1995, la periodista inauguraba su mansión con una gran fiesta, retransmitida en directo en su programa de radio. Por aquella mansión desfilaron figuras como José María García, Carlos Herrera o Luis Herrero, Jesús Gil y Gil, Manolo Santana, Celia Villalobos, Arturo Fernández y el gran actor británico Sean Connery con su mujer Micheline Roquebrune. Y Julio Iglesias, que entró por teléfono en directo en el programa desde Miami. La anfitriona no quería ni imaginarse que esa sería la última gran fiesta de su vida.

Ahora, Antonio Banderas reconstruirá la casa respetando los límites marcados por la ley.